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Ayer,    10 de septiembre, fue el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, un drama imparable que en Balears aumenta cada año y que, además, afectada a menores, jóvenes y la tercera edad cada vez con mayor intensidad. En las Islas es la principal causa de la muerte entre adolescentes de 15 años a jóvenes de 29. Una tragedia que durante muchos años fue tabú en la sociedad, silenciada con fatales consecuencias. En España cada año fallecen más de 4.000 personas de forma voluntaria, y en Balears la cifra es un centenar de víctimas.

También hay que valorar los casos en los que las personas que deciden quitarse la vida fracasan en el intento, y tienen que superar secuelas físicas o psicológicas. Adquieren una importancia vital las estrategias preventivas de la instituciones y, en el caso de los menores, una intervención rápida de padres y profesores, los primeros que pueden advertir síntomas inquietantes. En Balears se han disparado las llamadas al Teléfono de la Esperanza, que en once meses acumula casi 200 peticiones desesperadas de auxilio. Las mujeres y hombres mayores, que muchas veces viven solos, son otro sector vulnerable, al que no se puede dar la espalda. Los centros de salud    tienen un papel muy importante. De ahí la necesidad de aumentar los recursos para garantizar la atención en la salud mental en Menorca.