Obtener el permiso de conducir en Balears se ha convertido en un esperpento. La falta de examinadores de la dirección general de Tráfico provoca que en estos momentos haya ocho mil aspirantes que esperan para realizar las pruebas. Se reduce el número de alumnos que cada autoescuela puede presentar y aumenta la lista de espera hasta alcanzar una cifra inadmisible. Este problema se ha cronificado sin que la DGT adopte las medidas para resolver la carencia de personal examinador.
Para muchas personas el permiso de conducir es un documento indispensable que necesitan para continuar sus estudios o acudir a su puesto de trabajo; incluso es su propio medio de vida en el caso de los transportistas. Todas estas consideraciones no importan a la Administración para resolver con celeridad el cuello de botella que genera la falta de examinadores. Esta situación no se puede prolongar. Los perjuicios que ocasiona obligan a que la DGT adopte medidas que permitan resolverla a corto plazo. La prolongación de los horarios de los examinadores se antoja la solución más sencilla; y ello debe discurrir en paralelo a la ampliación de la plantilla del personal que realiza estas funciones en las Islas. Está en juego la prestación de un servicio público y el respeto a los ciudadanos que lo necesitan.