TW

No amaina la tensión en el Gobierno, entre el PSOE y Unidas Podemos, por las declaraciones del ministro Garzón sobre las macrogranjas y la exportación de carne a Gran Bretaña. El ministro de Consumo ha soliviantado a buena parte del sector ganadero con unas críticas que han abierto una gran controversia. El presidente Pedro Sánchez «lamenta» el conflicto generado, mientras que el titular de Agricultura, Luis Planas, reprocha a su compañero no haberle consultado. La polémica incomoda de manera muy especial al PSOE, a las puertas de las elecciones en Castilla-León, mientras la oposición trata de forzar una crisis política con esta cuestión.

Garzón yerra con su acusación genérica a un sector que, en la mayoría de los casos, cumple con las normativas nacionales y comunitarias; reglamentación que es susceptible de cambiarse si se considera inadecuada. La explotación intensiva de la ganadería ha permitido abaratar el precio de la carne con un nivel aceptable de calidad. La ganadería extensiva conlleva aceptar un encarecimiento de todos los productos a los que está vinculada. Huevos, pollo, cerdo y vacuno forman parte de manera habitual de la dieta gracias, en buena medida, a sus precios asequibles. Suprimir las actuales condiciones de producción implica admitir un importante encarecimiento.