Los datos de coyuntura turística difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística ponen sobre la mesa los claroscuros de una temporada que está resultando atípica por el impacto de la pandemia y las restricciones a la movilidad, con especial incidencia las decretadas por Gran Bretaña y Alemania.
La ocupación de los hoteles menorquines durante el mes de julio fue del 62,2 por ciento de media, un porcentaje que duplica el de 2020 pero es casi un tercio inferior al de 2019, el año prepandemia, lo que confirma que aún no hemos recuperado la antigua «normalidad». Esta menor ocupación repercute directamente sobre el mercado laboral, con un descenso del número de empleados contratados en los hoteles de la Isla, que ha pasado de 4.754 en 2019 a 3.802 en julio de este año.
Habrá que valorar otros datos para realizar un balance general de la temporada de este año, en la que se ha incrementado de forma notable el turismo español, concentrado en los meses de julio y agosto. Falta conocer el gasto turístico así como la evolución de la temporada en agosto. Pero, ahora mismo, lo que interesa y preocupa son las previsiones para septiembre y octubre, que constituyen una incógnita.