La reapertura de Balears como destino turístico gracias a la baja incidencia de contagios genera preocupación por lo que supone de riesgo a una cuarta ola que imposibilite una apertura normalizada de los establecimientos turísticos en verano.
Una realidad que requiere mesura y sensatez para ser neutralizada por los rebrotes que registran varios países como Alemania. El Gobierno germano recomienda no viajar con fines turísticos, mientras las aerolíneas incrementan los vuelos con destino a las Islas para atender a una demanda creciente.
Las autoridades españolas anuncian que aumentarán los controles en los aeropuertos, con la exigencia de PCR negativas a todos los pasajeros para evitar la entrada de visitantes infectados. Las ganas por abrir los establecimientos son comprensibles, más tras un año de parálisis empresarial con un desempleo desbocado.
Sin embargo, es preciso apelar a la contención si se quiere evitar una campaña tan desastrosa como la de 2020. Una cuarta ola de contagios en Balears resultaría dramático, tanto desde la perspectiva social como económica y alejaría el horizonte de la recuperación definitiva. La prioridad consiste en agilizar la vacunación, el auténtico remedio a esta emergencia.