TW

La situación en la que se encuentra la hostelería española como consecuencia de las restricciones impuestas por la pandemia es insostenible, y en el caso de Balears está por el peso de la oferta turística de bares y restaurantes. La reducción de aforos y horarios de apertura, junto con otras medidas de prevención de los contagios, tienen el lógico impacto en un sector que se ahoga. El cierre de establecimientos es una constante diaria junto con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y del tejido social creado durante décadas.

La reclamación de ayudas al Gobierno formulada ayer por las principales patronales es la expresión del grado de desesperación al que han llegado los empresarios, muchos de ellos pequeños autónomos que sufren la pérdida de su único recurso económico. La queja de las patronales de hostelería se centra en el hecho de que la suya es una actividad especialmente castigada por las restricciones, aunque el cumplimiento de las normas está asumido por la inmensa mayoría de los profesionales del sector. Los bares y restaurantes están sometidos a unos protocolos muy estrictos en comparación con otros establecimientos, o con la movilidad en el transporte público. Es imprescindible que la Administración en su conjunto actúe de inmediato y preste su apoyo económico a estos empresarios.