Tras suspender -el mismo día que venció el plazo para presentar los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año- la aplicación de las reglas fiscales en 2020 y 2021, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aguarda la fecha para celebrar el debate sobre la moción de censura promovida por Vox. La estrategia del PSOE consiste en utilizar esta iniciativa de la ultraderecha como la palanca para conseguir los apoyos parlamentarios que desbloqueen la aprobación de las nuevas cuentas del Estado.
Desde el Gobierno y el Grupo Parlamentario Socialista se llevan a cabo las gestiones destinadas a recabar los votos de Ciudadanos, el PNV y otras formaciones nacionalistas, regionalistas, independentistas y partidos de izquierda que ya se unieron en junio de 2018 para acabar con el Gobierno de Rajoy y, después, en enero de este año, apoyaron la investidura de Sánchez para formar el gobierno de coalición con Pablo Iglesias. Al mismo tiempo, la moción de censura de Santiago Abascal será utilizada por el PSOE como un potente ariete para cuestionar al jefe del primer partido de la oposición, Pablo Casado. La iniciativa de Vox coloca al PP en una situación incómoda y facilita los planes socialistas para dejar en fuera de juego a estas formaciones, que se disputan la primogenitura y el liderazgo de la derecha en España. La moción de censura de Vox es el instrumento para cohesionar la mayoría parlamentaria que aprobará las nuevas cuentas generales del Estado.