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La reunión que ha celebrado en Biarritz la cumbre del G-7 ha aportado escasos resultados y pocos acuerdos por la desconfianza instalada desde un primero momento entre los mandatarios que han participado en este encuentro ante los modos y maneras del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, más preocupado por sus personales intereses, centrados en la reelección, que en alcanzar consensos con los otros países asistentes.

Uno de los escasos acuerdos alcanzados, consistente en encomendar al presidente Macron una gestión con Irán sobre el acuerdo nuclear para evitar que este país se dote con armas nucleares y detener la escalada en la región, fue cuestionado por Trump, quien afirmó haber permitido a Macron que mantenga este diálogo, si bien añadió que no podrá objecciones.

Con su estilo populista, basado en el «América primero», Trump dice que «es posible» el retorno de Rusia al G-7, que no le han pedido frenar la guerra comercial con China, promete al premier británico Boris Johnson un acuerdo comercial rápido tras el ‘Brexit'; y critica a la prensa por hablar de división y peligro de recesión. Trump rompe todas las convenciones para obtener réditos electorales en Estados Unidos lo que aumenta la preocupación por sus gestos y decisiones.