Un informe de la Universitat de les Illes Balears concluye que un 24 por ciento de la población escolar abandona sus estudios o tiene una formación incompleta. Este grave problema es uno de los de mayor calado que afecta al archipiélago. Es precisa la implicación de los agentes sociales en la aportación de soluciones, porque la solución no vendrá exclusivamente de las instituciones.
Una economía basada en el sector servicios como la balear
constituye un atractivo para que miles de jóvenes abandonen las aulas para incorporarse al mercado laboral, lo que implica dejar de estudiar y perder años de formación. Entre las medidas a desarrollar sobresale la promoción de la Formación Profesional, que necesita prestigio social y mayor atractivo. Al mismo tiempo, empresarios y sindicatos han reclamar la acreditación de determinados niveles de estudios para desempeñar puestos de trabajo, con mayor exigencia según las funciones y responsabilidades.
Balears no puede seguir liderando el ranking de abandono escolar de España, un lastre social que condena a los empleados a puestos de baja cualificación, también salarial, durante su trayectoria profesional.