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La sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'caso Nóos' deja en la puerta de la cárcel a Iñaki Urdagarin, cuñado del Rey. Esta misma mañana se le notificará la orden para que cumpla cinco años y diez meses de cárcel por el entramado con el que se enriqueció con cargo a los fondos públicos que canalizó por medio del Instituto Nóos junto con Diego Torres. Un fallo ejemplar para una sociedad harta de corrupción y necesitada de contundencia en su castigo.

Los jueces, en Palma y Madrid, han disipado las dudas sobre la existencia de presiones que pudieran poner en entredicho su independencia. El 'caso Nóos' ha llegado a su última estación del largo trayecto judicial respondiendo al nuevo clima social que España reclama contra la corrupción; con independencia de quienes sean y la condición que ostenten sus responsables. Las leyes están para ser cumplidas, por todos.

El relevo en la Jefatura del Estado da cuenta de la dimensión de un procedimiento judicial que también alcanza la institución monárquica, ante la que la actitud de don Felipe es clave para garantizar su salvaguarda. También hay un aspecto relevante en la sentencia, el despilfarro interesado que avaló el expresidente Matas con el dinero de los ciudadanos también se castiga.