La diócesis de Menorca lleva a cabo, durante todo el año, una constante labor social a través de Caritas para atender a las personas y las familias en situación vulnerable. 300 voluntarios de toda la Isla participan en este trabajo, tal como destaca el obispo Francesc Conesa, quien subraya «la labor extraordinaria que realiza esta institución de la Iglesia al servicio de la inclusión social con la promoción de una economía solidaria y la cooperación institucional».
La experiencia de este trabajo cotidiano constata que la recuperación económica no llega a todas las familias de Menorca, la desigualdad se está enquistando en nuestra sociedad, la puerta del empleo sigue cerrada para muchos, el mercado laboral no asegura unas condiciones de vida dignas, y la precariedad se extiende como modelo de vida. Prueba de ello es que Caritas atiende hoy en Menorca a más personas que en 2010, en plena crisis, con unas tasas de pobreza aún muy significativas. Como señala el obispo Conesa, vivimos en una sociedad que tiene miedo al compromiso, pero el trabajo al servicio de los más débiles exige voluntarios, tiempo y conocimientos, como los que aporta la diócesis a través de Caritas.