La inutilización del viejo cable eléctrico submarino que desde 1975 enlaza Mallorca y Menorca y la decisión de Red Eléctrica de renunciar a su reparación han abocado a la Isla al aislamiento energético. La situación se mantendrá hasta la instalación del nuevo enlace interinsular, que aún carece de fecha a pesar de figurar en la planificación energética estatal para entrar en servicio en 2015.
El suministro de energía eléctrica a Menorca depende ahora exclusivamente de la central de Endesa situada en la Colársega de Maó. Con una capacidad de 270 megavatios puede atender las puntas de consumo de 120 megavatios que se alcanzan durante los meses de la temporada turística, cuando se registra la mayor demanda por el incremento de población. Pero una avería o una parada imprevista dejarían a los menorquines sin electricidad al carecer la Isla de la estabilidad que daba el cable submarino, construido por Endesa, que a partir de 2004 empezó a gestionar Red Eléctrica.
No se pueden demorar las decisiones. En primer lugar, acelerar la adjudicación del nuevo enlace, y al mismo tiempo, agilizar la instalación de las turbinas en la central de Maó para reducir las emisiones.