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Después de las elecciones autonómicas celebradas en Catalunya el jueves se abre otro escenario en el que el independentismo toma buena nota del error que supone perseverar en la unilateralidad, pero la respuesta del Gobierno no puede ser el inmovilismo político. El veredicto de las urnas ha dado un amplio apoyo a quienes propugnan la convocatoria de un referéndum, petición que no se puede seguir ignorando.

A pesar del extraordinario avance de Ciudadanos, el diálogo para desencallar el conflicto tiene -según el presidente Mariano Rajoy- los límites que fija la Constitución. Rajoy está obligado a cumplir y hacer cumplir la ley, lo que no es incompatible con la adecuación del marco constitucional a las nuevas exigencias. El PP ha sufrido una severa derrota con un candidato erróneo, García Albiol.

Los partidos independentistas han logrado la mayoría parlamentaria, pero en número de votos, los catalanes partidarios de continuar formando parte de España superan a quienes propugnan separarse con otra forma de gobierno, la república.

Tanto Rajoy como Puigdemont están obligados hoy a habilitar vías alternativas que hagan posible el entendimiento.