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Los juzgados de Maó y Ciutadella deben adoptar, cada semana, una media de seis casos de violencia de género. Una lacra presente en Menorca, como confirman las frías estadísticas judiciales, aunque detrás de cada número exista un drama familiar o una tragedia personal.

Durante este año ya se han instruido en la Isla un total de 73 procedimientos judiciales y en los últimos tres meses han sido dictadas 21 órdenes de alejamiento. También ha sido preciso actuar en nueve ocasiones contra maltratadores por haber infringido las medidas impuestas. El problema de la violencia de género persiste, pero, a diferencia de lo que había ocurrido durante años, aumenta la concienciación social y las víctimas van perdiendo el miedo a denunciar las agresiones.

Para erradicar esta lacra social es preciso, tanto desde la familia como desde la escuela, transmitir valores y principios basados en el respeto con el doble objetivo de detectar y prevenir casos de maltrato y que ninguna agresión queda silenciada en el ámbito doméstico. Al mismo tiempo, las instituciones menorquinas deben aportar recursos y medios para garantizar la atención y la protección de las mujeres maltratadas.