Sorpresa, indignación y rabia definen los sentimientos y las reacciones al difundirse el fraude de la recaudación de fondos destinados a cubrir los supuestos tratamientos médicos para Nadia Nerea, una niña mallorquina afectada de una rara enfermedad genética. De manera continuada y premeditada, los padres de Nadia, Fernando Blanco Cotana y Margarita Garau, han organizado numerosos eventos para financiar una cura de la que no existen referencias científicas.
Ante el alud de críticas y la imposibilidad de justificar los gastos, el padre -que fue condenado a tres años de cárcel por apropiarse de 120.000 euros en Menorca- anuncia que está dispuesto a devolver las millonarias cantidades recibidas a través de una fundación creada ex profeso para defraudar.
Miles de ciudadanos de buena fe, conmovidos por el caso, colaboraron con aportaciones económicas que han reportado pingües beneficios a los Blanco Garau. Un grave y feo caso que incluye la posible utilización de una menor de edad por sus propios padres, cuestión a investigar, y que exige la actuación de las autoridades para evitar la impunidad y depurar las responsabilidades.