Los 51.477 día de baja que el año pasado sumaron los funcionarios y empleados de la Comunidad Autónoma es motivo de reflexión y preocupación. La media es de quince días de baja para una estructura de personal formada por 3.420 asalariados con cargo a los presupuestos del Govern. Los derechos laborales de los trabajadores deben ser respetados, sobre todo en caso de enfermedad.
También hay que motivar y reconocer a aquellos funcionarios que actúan con diligencia y dedicación, lo que debería ser la norma para todos. Son valores de la empresa privada que debe asumir y aplicar el sector público. Es preocupante la percepción de rutina y escasa ilusión en el trabajo de los empleados públicos, con unos políticos que quiere atribuirse los éxitos de las actuaciones. El sector privado, en cambio, reconoce el rendimiento y la capacidad. La rutina es enemiga de la creatividad y la iniciativa.
Corresponde a quienes ejercen el poder político -aún cuando hay numerosos funcionarios en puestos políticos- exigir eficacia a los funcionarios, y actuar en casos de absentismo y desmotivación. Hay que prestigiar el trabajo en el sector público y evitar las bajas injustificadas.