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La llegada de Francina Armengol a la presidencia del Govern, ahora hace un año, despertó grandes expectativas para superar las tensiones y discrepancias del cuatrienio de Bauzá. Para poder gobernar, la secretaria general del PSIB-PSOE cerró un complicado pacto con Més per Mallorca y Més per Menorca, y el apoyo externo de Podemos.

En el balance del primer año sobresale la aprobación de la ecotasa, pero también se han registrado insuficiencias y disfunciones con los socios político. No todo ha sido un camino de rosas. La presidenta Armengol ha apaciguado la sociedad, y lo que antes eran choques y protestas se han transformado en diálogo y debate. Este es el principal activo. Sin embargo, son innegables los problemas de la Facultad de Medicina con Podemos y la moratoria del alcantarillado con Més. Además, la crisis en la Conselleria de Cultura, mal gestionada por Més per Menorca, obligó a incluir Pilar Costa en el Govern.

La clave de esta legislatura serán los próximos proyectos. En dos meses empezará un curso político decisivo. El principal reto de Armengol consiste en crear un clima de confianza, entendimiento y solidaridad para salir de la crisis.