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El informe final del fiscal Pedro Horrach en el juicio del 'caso Noos' detalla una trama de corrupción política con unos políticos que alcanzan las más altas esferas del Estado. La intervención del representante de la Fiscalía sorprendió por la dureza con la que valoró el papel desempeñado por el juez instructor, José Castro, como por la Audiencia de Palma, en el papel de la infanta Cristina en esta causa judicial.

Eran conocidas las tesis de Horrach, que -desde la profesionalidad y la independencia- defendió con contundencia la inocencia, en el ámbito penal, de la hermana del Rey. Unos argumentos que cobran fuerza por las malas artes del sindicato Manos Limpias, única parte que mantiene la acusación contra Cristina de Borbón, y que intentó extorsionar para retirarla.

La investigación llevada a cabo por Castro ha quedado desautorizada, según el fiscal, por los turbios intereses del sindicato.

Los reproches de Horrach no desvirtúan la tarea de desenmascarar una red tejida por los promotores de Nóos -Iñaki Urdangarín y Diego Torres- para saquear las arcas públicas, en connivencia con responsables institucionales. Es el gran valor de Castro y Horrach, representantes de un sistema que funciona.