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El nuevo impuesto sobre turismo sostenible, conocido como ecotasa, logró salvar ayer, in extremis y gracias a la abstención del PI, su primer escollo en el Parlament. El resultado del debate, con la ruidosa abstención de los diputados de Podemos, refleja la división que este proyecto ha provocado entre el PSOE y Més -impulsora de esta iniciativa- respecto a los criterios de Podemos. Las discrepancias se centran en la distribución territorial de la recaudación y su destino finalista.

La ecotasa ha escenificado las serias diferencias en el seno del Pacte, con Podemos que sigue fuera del Govern con el objetivo de obtener rédito político a costa de la erosión de socialistas y nacionalistas en la acción de gobierno. Una situación que crea recelos y transmite una imagen de inestabilidad y falta de cohesión, incertidumbres derivadas de los resultados electorales del 20-D.

En el fondo, la disputa para ocupar y representar al mismo espacio político. Empieza ahora la tramitación parlamentaria del nuevo tributo. Durante este periodo se volverá a poner a prueba la capacidad de diálogo y entendimiento de quienes deberían ser y actuar como socios para apoyar al Goven.