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El administrador diocesano de Menorca, Gerard Villalonga, propugna una «interpretación dinámica de la identidad e integración, fundamentada en el diálogo enriquecedor entre personas y culturas» para dar respuesta a los emigrantes y los refugiados. En la homilía de la Missa de Sant Antoni manifestó que «quien emigra está obligado a modificar algunos aspectos que definen su persona, pero está obligado también al cambio al pueblo que lo ha acogido». De ahí, la necesidad de contar con disposiciones y leyes justas y equilibradas para preservar y potenciar aquello que es esencial. La diócesis rechaza una interpretación estática de los conceptos identidad e integración porque conduce a la confrontación y la oposición. Es cierto que entre la Menorca del siglo XIII -cuando la conquista de Alfonso III acabó con la cultura musulmana- y la del siglo XXI hay un abismo, pero hoy mantiene su vigencia, sentido y contenido el ADN originario de la visión cristiana occidental.

De esta homilía de Sant Antoni destacamos que es preciso superar prejuicios y miedos para cultivar la cultura del encuentro, de manera que estemos dispuestos no solo a dar, sino también a recibir los demás.