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El pleno del Parlament balear ha aprobado, en una extraña votación, la designación de los expresidentes José Ramón Bauzá y Francesc Antich -que repite cuatro años más- como representantes de la Comunidad Autónoma en el Senado. Estos nombramientos confirman que los partidos de Balears siguen las pautas del resto de España y premian con un 'retiro' bien remunerado a quienes han perdido las elecciones.

El Senado constituye, para muchos políticos, la prolongación de una actividad profesional cada vez más alejada del servicio público, salvo honrosas excepciones. Antich y Bauzá se suman a una larga lista de exdirigentes que se han acomodado en sus escaños senatoriales, sometidos a la disciplina de sus respectivos partidos. Un escaso bagaje para una institución a la que corresponde ejercer la representación territorial del Estado, función aún por estrenar. La Cámara alta debe hallar una utilidad en el entramado institucional o, sencillamente, debe desaparecer en la próxima reforma constitucional.

Bauzá y Antich se incorporan al limbo de la política española, cuando han de ser la voz del Parlament balear y defender los intereses de las islas en Madrid.