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Menorca ha registrado el primer incremento de visitantes durante la temporada de invierno desde el 2007. Tras haber perdido, en los últimos seis años, 40.000 turistas durante los meses de baja afluencia y ocupación, por primera vez se ha producido un repunte.

La evolución de los próximos meses confirmará si constituye un punto de inflexión y si asistimos a un cambio de tendencia. Los dos grandes retos de una Menorca cuya economía depende de la actividad turística son la mejora de las comunicaciones aéreas y reducir las puntas de visitantes que acentúan la estacionalidad durante los meses de julio y agosto. La creación y oferta de nuevo producto, más allá del sol y playa, permitirán empezar antes y acabar más tarde una temporada que arranca, tradicionalmente, a partir de la Semana Santa. Algo se está moviendo, como confirma que Cala Galdana se anticipa a la temporada, de manera que a un mes de Pascua ya han abierto dos establecimientos hoteleros, varios restaurantes y esta zona turística por excelencia cuenta con servicio de autobús.

Más atención, buenos servicios y mejores atractivos impulsarán el turismo en Menorca durante la temporada baja.