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El pasado miércoles en pleno alerta amarilla de la AEMET, sufrí el temido  golpe de calor en mi puesto de trabajo, es decir, en plena calle. No recuerdo mucho, así que básicamente quisiera recordar a los trabajadores que aunque se tomen las debidas precauciones, a veces no basta, como fue mi caso. 2L de agua, sales minerales disueltas en 1’5L de agua, gorra, moverse por las sombras, mojarse la cabeza, descansos periódicos, etc, etc, etc.

Dicho esto: vaya por delante mi más profundo agradecimiento a las trabajadoras de la oficina municipal del antiguo PUM quienes fueron las primeras en prestarme auxilio, a mi encargado, sustituto, Chema, quien no puso ninguna pega en activar el protocolo de accidente laboral llevándome a la Mutua Balear como está establecido, por su lado humano y de gran compañerismo.

Una vez en consulta: agradecer también al personal de dicha mutua el excelentísimo trato y cuidados recibidos por la Dra Laura Vargas y el resto de su equipo.

Abrí los ojos y vi un ángel que decía ser doctora.