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Menorca se acabó. Se acabó veranear en aquella isla tranquila con playas paradisíacas, únicas, solitarias.

¿Solitarias? Ahora es todo lo contrario... Un verdadero purgatorio, diría casi un infierno, ¡sobre todo porque no hay ni se crea infraestructura para acoger tanta gente! Tantos turistas, como todos los que están llegando de año en año. Así que a este «paraíso» ya no nos podemos acercar.

- Favàritx siempre cerrada. Macarella, Cala Turqueta: solo en autobús. Son Bou imposible: ¡no hay aparcamiento suficiente para dejar el coche!

Me gustaría saber qué se ha hecho de verdad para que el turista tenga tentación a quedarse…? ¿Acaso han colocado las boyas en la Isla del Aire para fondear? ¿Acaso han construido unos lavabos en la playa de Binibèquer o han ripristinado el chiringuito para tomar un refresco en los días de tanto calor? Todavía no. Ninguna facilidad, lo más fácil está prohibido... prohibir para estúpidos temas burocráticos… Sin nombrar todos los sitios y repasar la Isla solo me limito al lugar donde veraneo (que no voy a mencionar para no hacer publicidad) aquí en este espacio, han hecho retirar las mesas, hace un par de años, quitando al veraneante un lugar único para contemplar la puesta de sol. Solo ha quedado una plataforma horrible de cemento, calurosa, árida donde ni siquiera los gatos se quedan a pasear.

Y los turistas tampoco. Se van.

Empiezo a pensar que seguramente esta es la finalidad de tanto prohibir: que se vayan.