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Si existe un tema del que se hacen eco todos los medios de comunicación a escala mundial, cuando en realidad podríamos decir que es un tema político local, es el del presidente Milei de Argentina.

Primero, por el tipo de ideología, un anarcocapitalista, cuyo objetivo es destruir o deshacer el estado, haciéndolo culpable de todos los males, y sobre todo de lo que le ocurre a dicho país. Y, que no le faltaría razón, si pensamos que desde hace más de 50- 60 años, desde el inicio del peronismo, la administración del estado por partidos proteccionistas, socialistas (Kirchner...), han llevado a Argentina, al parecer, a un punto de no retorno, con la parálisis total de la economía.

El fenómeno Milei no es más que una excepción económica, como un estado excepción (como cuando la covid), para poner en orden un país que se encontraba paralizado por un gasto público -deuda- sufragado a grandes rasgos con dinero creado por el mismo gobierno, su Banco Central; incentivando, por tanto, una inflación importante y creciente incompatible con la vida normal (aumento imparable de los precios) de los ciudadanos; alrededor del 200% anual, en el momento -diciembre- que Milei asumió el gobierno, hace 6 meses y con una iniciativa económica a muy largo plazo.

En este corto espacio temporal, se ha consensuado un programa de privatizaciones, no sin recortes importantes, para adaptarlo a la realidad, pero que le ha permitido reducir el gasto público, reducir la inflación y crear superávit presupuestario en ciertas partidas. Se empieza a ver la luz al final del túnel, no sin gran cantidad de efectos secundarios adversos que ya eran previsibles y de lo que se les advirtió (resección importante en el 2024...) y que asumieron los argentinos; no en vano, ganó las elecciones con un gran porcentaje de votos (30%) provenientes de la misma izquierda y sigue siendo el presidente mejor valorado de Hispanoamérica en la actualidad.

Hacernos ver solo «el vaso medio lleno», que nos retrata el Sr José Antonio Pérez Montiel («Es Diari» 1 de julio) no tiene ningún sentido, más bien nos tendría que hacer reflexionar sobre nuestro gasto público, nuestra deuda y la ventaja de pertenecer a la Unión Europea y poco más.

No estaría de más, al final de legislatura a los 3 años y medio, que este articulista (economista) nos hiciera un análisis de cómo estaba la Argentina antes, cómo se encuentra en ese momento, y cómo cree que va a estar en el futuro tras los cambios producidos.