Tal vez como tú, yo también llevo el testigo generacional y pienso que algún día llegará mi turno, pero por supuesto que sé que la vida sigue ahí y yo pienso vivirla hasta el último aliento.
Las circunstancias me dieron la oportunidad, el martes pasado 12 de enero, de ser testigo presencial de un acontecimiento muy especial, donde dijimos adiós a uno de los mejores nacido en tierras catalanas.
Fuiste una persona que trabajó con honestidad, responsabilidad y dedicación. Tus cualidades de serio, servicial, colaborador, honesto, buen amigo, responsable, hombre de una sola palabra, y que no se encuentran con frecuencia en una sola persona y estas hermosas virtudes te fueron abriendo el camino dentro de nuestra sociedad menorquina y el respeto de todos, hasta el punto de que, los que tuvimos el privilegio de conocerte, tratarte y contar con su amistad, nos sentimos orgullosos de ser parte de tus admiradores que supiste cosechar a lo largo de tu fructífera vida.
Toda esta fama de hombre de bien te impulsó a integrarse en la ciudadanía mahonesa, llegado a ser edil en nuestro Ayuntamiento, y aun después y no ostentar cargo alguno, continuaste colaborando en la Comisión de Festejos del Consistorio. El agradecimiento del equipo de gobierno se puso de manifiesto cuando te fue entregada la Sirenita Mô en reconocimiento a los servicios prestados.
Supiste poner en práctica lo que se ha repetido muchas veces: «El que no vive para servir, no sirve para vivir», por ello es aquí donde digo, que ese ser excepcional que el pasado martes despedimos, nació y vivió para servir, y me atrevo a asegurar, sin lugar a dudas, que quien lo acompaño a lo largo de esos casi sesenta años, tu esposa, Mercedes, fue quien te ayudó y te dio fuerzas para seguir adelante.
Otra gran razón fueron sus hijos, Montse y Francesc, y como no, sus nietos Joan y Mercé. Pero uno de sus grandes amores fue su pasión por el belenismo, y así por allá 1972 junto con un grupo de amigos y la inestimable colaboración del párroco de San Francisco de Asís, Rvd. D. Guillermo Pons Pons, formó el embrión de lo vendría a conformarse como el Grup de Pessebristes de Maó, que levantó sin prisas, pero sin pausas, con mucho esfuerzo, sacrificio y perseverancia. Esta es una pérdida irreparable, no solo para su familia, sino para todos los componentes de este grupo, al que hace 26 años me uní. Amigo Jordi, lo que sembraste los has cosechado.
Aquí estamos los amigos que ganaste. Vete tranquilo, porque en el cielo sembraste un espacio eterno donde moran por siempre los seres como tú. Allí te encontraras, de buen seguro, rodeado de todas estas figuras que año tras año ibas colocando en tus belenes y dioramas.
La luz de tu vida se extinguió en el mar de la eternidad, ni chispa de tu sonrisa o tu sabiduría me tocaran ya. Ni tus consejos e indicaciones para la creación de un diorama me servirán de guía. Todos los que me diste los conservo y con ellos me afición por el belén y por extensión por los dioramas navideños, que como cristiano me ayudan año tras año a celebrar el Misterio de la Natividad del Señor.
Esta amistad, Jordi, trascenderá más allá de la vida, el día que el Señor me llame sé que te encontraré allá en el cielo junto con aquel grupo de pastores, hombres humildes, a los que les fue anunciada la venida del Señor.
Antonio Fernando Villalonga Sintes
Pesebrista l MAÓ