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Con la reciente aprobación en solitario, por parte de la izquierda y extrema izquierda, de los presupuestos del Govern para 2016, se han puesto de manifiesto dos concepciones bien diferenciadas de cómo gestionar el dinero público. Por un lado, la de aquellos que todavía se creen que el dinero público no es de nadie y empujan a seguir gastando sin apenas freno, y quienes alertamos de que las cosas se han de pagar y que no es bueno gastar mucho más de lo que se ingresa.

El debate de presupuestos me ha hecho recordar cómo, al principio de la legislatura 2011-2015, numerosas personas con sillas de ruedas, pertenecientes a entidades de discapacitados y colectivos que tratan con personas en riesgo de exclusión social, se amontonaban a las puertas del Parlament exigiendo, al recién llegado presidenteBauzá, que les pagase lo que se les debía. Aquellos que se llenan la boca de trabajar por los más necesitados, dejaron millones de euros sin pagar a los colectivos que se ocupan, precisamente, de estas personas. Una auténtica vergüenza.

Eran los tiempos en que las farmacias tampoco cobraban, de forma que muchos farmacéuticos tuvieron que hacer préstamos para resistir los largos meses de impagos. Tampoco cobraban las agencias de viajes que llegaron a plantarse ante el Govern para no adelantar el dinero de los billetes a los enfermos y acompañantes, ni a los deportistas.

Los cuatro años del II Pacte de Progrés dejaron regueros de impagos, deuda, déficit, parados, desahucios, etc. Más de 1.600 millones de euros en facturas sin pagar. La deuda bancaria pasó de los aproximadamente 2.250 millones de 2007 a los 5.200 millones de 2011. Del año 2011 al 2012, en solo un año, se tuvo que hacer frente a un incremento en la amortización de préstamos de casi 400 millones de euros. Se pasó de amortizar unos 171 millones en 2010, último presupuesto del II Pacte de Progrés, a tener que amortizar 567 millones en 2012. Una auténtica barbaridad. Y después alguno, en su ignorancia, todavía se preguntará por el por qué de los recortes.

Fueron los años en que los gobernantes sólo se preocuparon por gastar. Eran expertos en gastar, pero no sabían conjugar el verbo pagar. Esto llevó a que en junio de 2011 los proveedores cobraban a 752 días, o sea, los que cobraban, lo hacían a más de dos años. Las tensiones de tesorería eran brutales y el grifo de los bancos estaba cerrado. Muchas empresas tuvieron que cerrar sus puertas al no poder resistir la dilación en el cobro de sus facturas y miles de personas fueron directamente al paro.

El Govern deJosé Ramón Bauzátuvo que tomar medidas muy duras y contundentes para evitar la quiebra: recortes, subidas de impuestos y medidas liberalizadoras de la economía. No había otra posibilidad. Era importante volver a recuperar la confianza de las entidades financieras, poder pagar a los proveedores, generar riqueza y reactivar la economía. Los ciudadanos tuvimos que hacer importantes sacrificios para reequilibrar una situación totalmente salida de madre.

En cuatro años, Balears pasó de pagar a 752 días a hacerlo a 41,85, dato de julio de 2015. Se pasó de no poderse financiar, a hacerlo con normalidad y en condiciones favorables. Se pasó de un déficit del 5,01% sobre el PIB en 2011 al 1,71% en 2014. Si el índice de pobreza aumentó entre 2007 y 2011 un 288%, la tasa de población en riesgo de pobreza bajó un 1,9% entre 2013 y 2014, pasando del 19,8% al 17,9%. Si durante el período de 2007 a 2011 el paro se incrementaba cada día en 60 personas, de 2011 a 2015 se invirtió la tendencia y se crearon 46.000 puestos de trabajo. Se subieron los impuestos a principio de legislatura y se empezaron a bajar al final de la misma, cuando la situación empezó a permitirlo.

Ante unos hechos incontestables, la palabrería progre sigue, erre que erre, ciega ante esta realidad y, contra toda lógica, ha decidido repetir los mismos errores del II Pacte de Progrés, que llevaron a la ruina a miles de personas y pusieron en riesgo de quiebra los servicios básicos esenciales, en lugar de seguir las políticas del Partido Popular que sí han demostrado sus buenos resultados. Aunque parezca mentira, en apenas 6 meses de gobierno de izquierda y ultraizquierda ya se empiezan a notar sus efectos negativos.

Si decíamos que los proveedores cobraban en julio de 2015 a 41,85 días, en noviembre están cobrando a una media de 95,20 días y ya empiezan a aparecer en los medios de comunicación las primeras quejas de impago de los farmacéuticos y también los payeses están sufriendo importantes retrasos en el cobro de sus ayudas.

Y los datos del paro ya empiezan a dar señales de retroceso. El final de temporada de este año es muy significativo. Si en octubre de 2014 el aumento del paro fue de 10.420 personas, en octubre de 2015 fue de 10.813, es decir, 393 personas más fueron a las colas del SOIB. Y si en noviembre de 2014 el incremento fue de 8.798, en noviembre de 2015 ha sido de 9.843 personas, o sea, 1.045 personas más.

Resulta preocupante ver como el Govern deFrancina Armengolestá decidido a repetir el fracaso del II Pacte de Progrés: más gasto, más impuestos, más déficit, alargar el pago a los proveedores, más paro y más pobreza. El Govern ha vuelto a la carga con sus políticas de gasto desaforado y sigue sin entender que ese gasto se tiene que pagar. Y no entiende tampoco que queda muy poco margen para seguir aumentando el nivel de endeudamiento.

Con muchos esfuerzos y sacrificios de todos habíamos conseguido un cierto equilibrio y una senda positiva de racionalización de la administración, reducción de gasto y déficit, mejora sustancial en el período medio de pago a proveedores y una clara tendencia positiva en las cifras del paro. Es una lástima ver como en muy poco tiempo este esfuerzo no habrá servido de nada y entristece ver, a su vez, como, desgraciadamente, estamos caminando a toda velocidad en sentido contrario, en una reedición, corregida y aumentada, del catastrófico II Pacte de Progrés..