Colaboro con Ciudadanos impulsado por mi admiración a esta virtud política que, en su día, se definió con la palabra fraterenidad. Considero dicha virtud como la madre de la libertad y la igualdad. Las tres virtudes bien unidas constituyen la democracia.
Hace cuarenta años la fraternidad entre todos los partidos, entonces denominada consenso, enterró para siempre la dictadura y restableció la democracia en España.
Desgraciadamente en nuestro siglo XXI los partidos hegemónicos de la España actual desconocen o menosprecian la idea de fraternidad. Dedican todas sus energías a una perpetua lucha cainita para ocupar las máximas parcelas de poder. Incluso para secuestrar las que no son de su competencia por pertenecer a la sociedad civil: cajas de ahorro, órganos del Poder Judicial, patronales, sindicatos, cámaras de comercio, colegios profesionales, equipos de fútbol...
En medio de este pavoroso panorama he visto aparecer Ciudadanos liderado por Albert Rivera. Me han apasionado sus consignas fundamentales: Ni rojos, ni azules, todos españoles; solidaridad de trabajadores, empresarios, autónomos y profesionales para dinamizar la economía y reducir la plaga del paro; consenso entre partidos con sentido de Estado para resolver temas como el separatismo y la corrupción.
Creo firmemente que este es el camino para enterrar el bipartidismo que ha engendrado este monstruo que nos consume y al que se denomina partidocracia. Partidocracia que ha otorgado un poder desmesurado a unos partidos privilegiados por una ley electoral trucada e injusta, es decir el PSOE, PP, CiU y PNV. Los cuatro partidos que han secuestrado los poderes de la sociedad civil expulsando de sus órganos de gobierno a sus naturales representantes: trabajadores, empresarios, profesionales, ciudadanos no politizados, buenas gentes de la calle, etc.
Todo lo cual se ha materializado en un lógico y perverso efecto: La corrupción que corroe nuestro sistema democrático y nuestra vida pública: Bárcenas, Gurtel, EREs andaluces, Programas de Formación andaluces, Palau de la Música Catalana, Banda Pujol...
Tan solo un renacer de la fraternidad y del bien hacer en política puede liberarnos de tanta miseria moral y de tanto desprecio por parte de los gobernantes hacia los gobernados, es decir el buen pueblo español.