La segunda fiesta que se celebra en Menorca es la de Es Mercadal.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero, no puedo dejar de pensar, con la llegada del verano, en nuestras populares fiestas y recordar los grandes cambios habidos y por haber.
En mis años juveniles había pocos chicos en la plaza durante el jaleo y recordando, gracias a unas fotos del momento, lo bien vestidos y calzados que iban, con su pantalón largo y estrecho, su camisa dentro incluido el cinturón, sus mocasines ... y las chicas no menos románticas , teniendo preparados dos vestidos , uno para el sábado y el otro para el domingo, ajustados a la cintura y con vuelo por encima la rodilla, los zapatos muy planos al estilo manoletinas, muy parecidos a la moda de hoy.
La verdad, la juventud de los años 60 fue linda, en ropa, en zapatos y como no en música, y deseo añadir... tambien en los valores humanos, tan necesarios para todos, como por ejemplo, el respeto y la educación hacia los demás. Algunos pueden pensar al leerme que en estos años se carecía de libertad. Yo me hago una pregunta emocional: ¿Qué se entiende por libertad? Para mí, la verdadera libertad es no estar esclavizado a ninguna adicción nociva ni a nadie que no te haga sentir libre con tus ideas y poder ser uno mismo con sus ideas y su confianza necesaria para seguir lo mejor de su camino.
Mi deseo de hoy es recordar es estas inolvidables fiestas a dos especiales y recordados caixers de Es Mercadal. A mi amado padre Juan Mercadal Pons, representando al caixer batle y a mi, no menos amado, primo Juan Pons Mercadal, representando al caixer fadrí , ausentes los dos y siempre en mi corazón.
Recuerdo lo mal que lo pasaba al verlos sobre el caballo en el jaleo, pues muchas veces el animal se desbocaba y salía sin control hacia su carretera, que sí conocia bien, en este caso era la de Tramuntana. Era difícil controlarlos en la plaza ya que solo conocían el trabajo del campo de toda la semana. Hoy por hoy, el caballo es felizmente diferente y me maravilla ver su aplomo, serenidad y control en las plazas, y es gracias a sus cuidadores que, con amor y buena enseñanza durante todo el año, los preparan para lucirlos en nuestro jaleo menorquin. Felicidades a los dos por tan lujoso trabajo.
Deseo un feliz Sant Martí a todos.
Con menos alcohol se pueden pasar unos días más maravillosos.
Abrazos a mis paisanos.