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Hace algo más de cuatro meses la vida de mi familia cambió de repente.

De pronto recibí la llamada de mi marido diciéndome que, por un error y por un delito que no cometió, entraba definitivamente en prisión para cumplir una pena que no le corresponde. Después de largos años de abogados, recursos y la desesperación de pensar que aunque nos daban muchas esperanzas cabía la posibilidad de que pasara lo que ha pasado.

En ese momento todo se me vino encima, no iba a ir a buscar a mi hijo al colegio ni iba a venir a comer, ni a cenar, ni a dar el bañito a mis hijos. Toda mi vida cambió en un momento sin más, no puedo explicar con palabras lo que sentí en ese momento.

Al día siguiente empecé a darme cuenta de que no era una pesadilla, era la cruel realidad, él no estaba y tenía dos hijos pequeños y un negocio que sacar adelante para poder mantener a mi familia. Un negocio del cual no sabía cómo funcionaba, no sabía ni por dónde empezar, al que tuve que acudir para dar la cara delante de los clientes esa misma mañana. No era mi mejor cara evidentemente, pero tenía la necesidad de ir, de que la gente supiera que aunque él no estuviera en ese momento todo seguía igual. Tampoco sé cómo explicar lo que sentí cuando entré allí y él no estaba.

Pero tenía dos cosas clarísimas: una, que es su sueño, 10 años de trabajo duro, para conseguir tener la tienda; y la otra, que ese sueño es lo que nos da de comer.

Las llamadas de teléfono eran simplemente para decirme lo que había pendiente y las dudas que yo tenía, apenas teníamos tiempo para decirnos lo mucho que nos queremos y cómo estaban los niños.

Tengo que decir que desde el primer momento familia, amigos, compañeros de profesión me han ayudado a seguir hacia adelante y no me han dejado sola en ningún momento. Creo que nunca podré agradecerles a todos el apoyo que hemos recibido.

El teléfono no dejaba de sonar con mensajes de apoyo, todo el día mensajes, whatsapp, notificaciones de redes sociales, mostrando su cariño y apoyo a Domi. La página de Facebook de Domiautos recibió ese día muchísimos mensajes ofreciendo su ayuda.

Bueno el fin principal era decirle a Domi que: aunque estos meses han sido eternos, aunque las lágrimas han secado mis ojos, aunque he tenido que cantar cumpleaños feliz el primer cumpleaños de nuestra hija sin ti, y cantar el octavo de nuestro hijo, aunque tenemos que verte a través de un cristal, aunque tenemos solo tres horas cada 15 días para que abraces a los niños, aunque tenemos 5 minutos al día para escuchar tu voz, aunque esto es una pesadilla, aunque no sé cómo vamos a pasar la Navidad sin ti, aunque... Solo puedo decirte que todo eso no puede con las ganas de que estés entre nosotros, con las ganas de pensar que cualquier día te dan el papel tan deseado y puedas volver a casa con tu familia y a la tienda para saber lo mejor que sabes hacer cuidarnos y cuidar a tus clientes.

Por último, quiero dar las gracias a toda esa gente que está con nosotros, porque gente a la que apenas conocía se ha puesto en contacto conmigo para ayudarme, a toda la familia por estar ahí incondicionalmente, a los amigos que sois muy grandes, al abogado que ojalá le hubiéramos contratado antes (seguro que todo hubiera ido mejor), a los clientes, compañeros de profesión, a los conocidos, a todos los que nos apoyan cada día, si escribo los nombres de todos llenaría el periódico, pero sobre todo gracias a ti, cariño, porque eres muy grande, porque eres la mejor persona que he conocido en mi vida. Vuelve pronto para poder pasar el resto de mi vida contigo.

Sagrario Urrutia Jurado. Es Castell