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Era un día fantastico, estaba tomando una fresca y sabrosa caña con mi buen amigo Helmut, era el primer domingo de noviembre y parecía irreal la temperatura que estábamos disfrutando en pleno otoño, había un ambiente agradable en la terraza del bar de Binidalí, un par de mesas de extranjeros y algunas guapas jovencitas que querían aprovechar los últimos rayos de sol, todos comentando lo increíble de la temperatura y la magnificiencia de la vista.

Cuando se acercó al bar, una jovencita que llevaba una camiseta con la inscripción del lema Sos Menorca, a pesar de nuestra timidez no pudimos hacer de menos y la llamamos, se aproximó a nuestra mesa para decirle a Helmut que su bar era precioso, que Menorca en aquella época cuando el tiempo era bueno, estaba espectacular era divina. Le consultamos sobre el epígrafe, estábamos intrigados y curiosos la verdad es que los hombres somos unos cotillas, y nos contestó que era una queja de disconformidad con las obras que se estaban acometiendo en la carretera general, estaba indignada, nosotros le explicamos que tampoco estábamos conformes, ni con el modo, ni con la forma. La simpática chica nos dijo que también estaba en desacuerdo con las prospecciones petrolíferas y nos informó sobre los efectos que causaría en el litoral menorquín, posteriormente aseguró que si se construyeran campos de golf sería funesto para el medioambiente y con el problema adicional del agua, le comentamos la oportunidad de aprovechar las aguas residuales, argumento que rebatió con la tesis de la elevada salinidad y baja calidad de dichas aguas, la verdad es que estábamos descorazonados no veíamos luz ni claridad en ninguna de nuestros planteamientos, nos los rebatía con sólidos argumentos, luego nos aseveró que el todo incluido de los hoteles era el ébola menorquín, era pan para hoy y hambre para mañana, que en los otros sectores de la economía menorquina comercio, restauración, etc. no ayudaba para nada. También nos aseveró que el proyecto del parque acuático era esperpéntico para la zona sur, degradaría la preciosa zona verde donde estaba previsto ubicarlo.

Todo son objeciones y negaciones algunas fundamentadas otras creo que no, pero lo que está claro que lo que no se vislumbran soluciones para la economía insular, es mucho mas fácil destruir proyectos ajenos, que crear e idear los propios, ojalá todos estos grupos que están en un perenne y reiterado desacuerdo con cualquier plan, estuvieran dispuestos a usar su capacidad para rebatir, en aptitud y empeño para inventar y concebir proyectos o planes, para conseguir revitalizar la depauperada riqueza insular, y generar empleo para la desmotivada juventud, que no afectaran a sus nobles e inveterados credos. Tal vez parte es seny pero la otra es inmovilismo.