Cartas de los lectores

He pasado la última semana entre el hospital y los efectos postoperatorios (felicitar a todo el Mateu Orfila, con agradecimiento especial al Dr. Alfons García). Mientras, se han publicado cosas sorprendentes. Una de ellas, aunque no la peor, es que yo monté una escuela de verano. Agradezco tan alta consideración, pero me reconozco no capacitado para gestionar una escuela del nivel de Son Quim (sin lugar a dudas la de mayor calidad de las varias en las que han participado mis hijas). Ya me gustaría a mí tener las excepcionales cualidades de sus gestores y responsables, pero no las tengo y me dedico o otros menesteres.

Otras sorpresas son de categoría superior, como argumentar la "conveniencia política" de conceder una licencia administrativa, en lugar de analizar simplemente si se ajusta o no a derecho, o argumentar que Son Quim debería estar en urbano, como si fuese transportable (y se quedan tan panchos).

Hoy leo la queja de un ciudadano que ha tardado cuatro años en recibir respuesta de la administración. Pues yo llevo casi seis, y no se me considera perjuicio, sino trato de favor. Realmente sorprendente.

Y luego hay opiniones que ni tan sólo puntúan en el ranking, como la de pretender obligarme a vender pienso toda la vida como condición para poder vender otras cosas. Y comprenderán que otras cuestiones ni las mencione, ya que superan los límites de la decencia. Y que a otras, como las procedentes de la portavoz del PP, lleve años obviándolas.

Lo sorprendente del tema no es que tales sandeces se publiquen, sino que algunos se las crean. Aunque tengo la sensación de que simplemente las aprovechan para insultar, injuriar y calumniar.

Son varias de las cosas que he leído, mientras mi nariz goteaba. Ahora me estoy recuperando, gracias a la profesionalidad de los médicos y enfermeras, pero también a la práctica de la risoterapia, a la que algunos aportan buenos argumentos. A todos ellos, muchas gracias.

José Carretero Niembro
Ciutadella

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La llamada de la selva

Hace unos días, el alcalde de Mahón nos deleitaba con un artículo de inexcusable lectura para los amantes de la ironía. El bucólico escenario que nos plantea el sr. alcalde parece sacado más de un diorama de Navidad que de la realidad que todos vivimos cada día. Dice el sr. alcalde que visitar Mahón es pasear por una ciudad viva….Eso mismo piensa cualquier visitante que se pasee a partir de las ocho de la tarde, cuando empiezan a cerrar los comercios, y encontrar un bar o restaurante abierto se convierte en una proeza. Repasa también las bondades de nuestro puerto pescador sin dejar de lado la oferta turística y de ocio…Será que no quiere ver los problemas que tanto un sector como otro tienen planteados actualmente. Demos un paseo por el puerto y comprobaremos que visitar Mahón supone ver muchos locales cerrados, en venta, en alquiler…Y a día de hoy, terrazas y locales todavía demasiado vacíos…Y estamos casi a mediados de julio.

Coincidimos con el alcalde en que tenemos un magnífico puerto, pero ya no coincidimos tanto en su proyección de futuro. La larga lista de problemas que los distintos gobiernos socialistas han sido incapaces de resolver, o de afrontar siquiera, son de una evidencia tan clamorosa que no entendemos que se hayan escapado al sagaz ojo de nuestro alcalde. Y como muestra un botón. El famoso ascensor que debía unir la zona del club marítimo de Mahón con Sa Punta des Rellotge, y cuya construcción debió de acontecer hace más de 8 años, sigue sin hacerse. Algo aparentemente sencillo de hacer, se eterniza. Por cierto, pasear por esta zona de Mahón supone, realmente, una experiencia inolvidable, especialmente si se hace de noche. Bajar al puerto por la cuesta que hay detrás de Il Porto-Pierro, supone jugarse el físico, por la falta de luz. Antes de acometer semejante hazaña, uno se lo piensa ante lo tenebroso del panorama que aparece a la vista. Quien se atreva a bajar no puede dejar de pensar en que está viviendo una de esas experiencias únicas expuestas por el alcalde, pero más parecida a lo que seria "la llamada de la selva", de Jack London….Lo mínimo que puede pasarte es que pises una "caca", aunque esa ya no es una experiencia única, en nuestra ciudad, como muchos ya saben.

La entrada a Mahón desde el aeropuerto, también tiene su puntito. Ver ese gran edificio en ruinas, no es la mejor carta de presentación de un municipio en el que, como dice el alcalde, se ha generado la reserva de la biosfera. También es cierto que tenemos muchas zonas verdes, frondosas, casi tanto como los alcorques de la calle Vassallo, que se empeñan en mostrarnos que la política de Zapatero es fructífera en brotes verdes.

También coincidimos con nuestro alcalde en que nuestro municipio cuenta con interesantes atractivos para el turismo, aunque también habrá que decir que muchos de ellos están por desarrollar y, en la mayoría de los casos, hasta por ejecutar. Cómo se nota que nuestro alcalde no acude a los consejos asesores de turismo de Mahón (creo que se ha reunido una vez durante este mandato, lo que para ser considerado un eje estratégico de nuestra economía, no está nada mal, dentro del orden de prioridades socialistas, claro. Sus actas son un reflejo de la desesperanza de los agentes turísticos que allí han tenido sus (pocas, por no decir escasísimas) ocasiones para exponer sus problemas y escuchar las soluciones de nuestros gobernantes. En cualquier caso, la lectura de esas actas sirve también para hacer un ejercicio histórico, en cuanto a la enumeración de los eternos problemas de Mahón. Uno tiene la impresión de que se ha trasladado a 1982. En fin, lo dicho. Que nos quedamos con jugar con los peces de Es Canutells –y alguna que otra medusilla- y la llamada de la selva.

J. Simon Gornés Hachero
presidente del PP Mahón

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No al retraso de la jubilación

El planteamiento de la Comisión Europea de retrasar la edad de jubilación a los 70 es inaceptable.

No es casual que la Comisión insista en estas cosas ahora. Para aplicar los ajustes que está decidiendo el poder económico cada uno tiene otorgado un papel y el de la Comisión es orientar las políticas que deben hacer los gobiernos respectivos y hacer de policía para que se cumplan. Con ese posicionamiento tan antisocial la Comisión pretende hacer más fácil a los dirigentes de los respectivos países las decisiones que se quieren tomar.

La Comisión cumple el papel de ariete. Para ello, se hace eco de análisis catastrofistas liderados por el poder financiero, que tienen un claro componente ideológico. Oculta que el objetivo final no es preservar las pensiones públicas sino dar pasos para su privatización y así ampliar el negocio de los Bancos en la gestión de los fondos privados.

El debate de las pensiones no se puede hacer al margen de temas tan importantes como la fiscalidad. Padecemos una política fiscal que trata de manera privilegiada a las rentas altas y de capital y que no persigue el fraude fiscal; una política fiscal que, a pesar de ese trato privilegiado, ni tan siquiera evita la fuga de capitales a paraísos fiscales. Sobre todo esto la Comisión no dice nada en absoluto.

La Comisión no quiere analizar el desequilibrio habido en los últimos años en la distribución de la riqueza, la tremenda acumulación de capital que las políticas impulsadas por la propia Comisión y llevadas a cabo por los diferentes gobiernos han provocado. La Comisión, que tan diligentemente trabaja para dar satisfacción a lo que exige el capital, muestra una completa incapacidad para poner coto a los desmanes que el poder financiero ha causado.

Debemos rechazar por demagógico e interesado ese planteamiento e insistir en que hay otras alternativas que la clase política gobernante se niega a contemplar. Por eso, entre otras cosas, nos venimos y vamos a seguir movilizando; por eso, no hay que dar ninguna cobertura a quienes plantean estas medidas.

Iñaki Silveira Lorenzo
Ciutadella

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Sorprende la falta de civismo

En el Menorca del día 9 de julio y concretamente en el Rincón del lector, hay un apartado en que unos vecinos se quejan de que los contenedores están llenos de televisores, hamacas, colchones, calentadores, escombros de obras realizadas sin permiso, etc. etc. Esta noticia tendría que salir en el apartado de Sorprende y no Sorprende, es verdaderamente fantástico que a estas alturas unos vecinos se den cuenta de lo que nosotros, la Asociación de Vecinos y el Ayuntamiento de Alaior, llevamos denunciando desde hace un montón de años.

Es indignante que las personas sean tan incívicas y tan guarras, en estos momentos en que todo el mundo intenta que nuestra urbanización mejore, que lo está haciendo, las mismas empresas de alquiler lo están diciendo, el pueblo está dando un gran cambio, gracias a las ayudas del Plan de Dinamización, y al esfuerzo de la mayoría de los conciudadanos, y que por unos pocos tengamos, "todos", que pasar por guarros y abandonados, creo que no hay que tolerarlo. Se ha hecho un esfuerzo en colocar carteles en los contenedores, se han mandado cartas a todo el mundo con los teléfonos donde llamar para que recojan los enseres, hasta el calendario que edita el Ayuntamiento tiene estos números, pero es que además todo el mundo sabe que cuando cambias un electrodoméstico, se tienen que llevar el viejo, si no lo hacen se les tiene que denunciar.

La Policía hace una gran labor patrullando, se están haciendo un montón de denuncias, pero no es suficiente, somos un pueblo con más de mil residentes en invierno y no sé cuantos más en verano, volvemos a la cuestión de siempre, Cala en Porter necesita una Policía fija, patrullando las calles, una Policía de barrio, no sé cuantas veces he puesto estas mismas palabras por escrito, pero es verdad, ejemplo: durante varios días en el paseo de los miradores un coche todo terreno, aparcado sobre la acera nueva, baldosas rotas suciedad, etc., avisos, más avisos, nada, sanción, ya no está el coche. Es necesario que todos reivindiquemos la necesidad de una Policía de barrio, colaboremos todos, si vemos quien ensucia nuestras calles, denunciemos, para lograr que nuestro pueblo este limpio y sea un orgullo para todos nosotros.

Gerard Pons i Tudurí
presidente de la Asociación de Vecinos de Cala en Porter