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Hay temas que impactan, pues no acaban de resolverse o aumentan en su importancia; uno de ellos es el del cáncer de colon y en las personas jóvenes.

Y realmente impactan porque surgen de vez en cuando voces de alarma sobre su incremento imparable y en cuanto a su posible relación con el comportamiento alimentario de nuestros jóvenes.

Hablamos de ello en noviembre pasado y un poco impactado este articulista por el fallecimiento de una hija joven de un compañero médico.

Realmente finalizaba dicho artículo comentando que, el exceso de peso, la obesidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta con alto consumo en carnes procesadas, refrescos azucarados y la poca ingesta de fibra habían cambiado nuestra microbiota, nuestra flora intestinal y eso de alguna manera podía haber tenido algo que ver con este incremento de esta patología.

También apuntaba sobre la reducción en la actividad física.

Continuamente van saliendo a la luz datos y se van clarificando poco a poco sus causas, aunque la alarma sigue estando ahí, una alarma que en este caso ha venido dado por la última reunión realizada en Chicago por la American Society of Clinical Oncology por investigadores de la Ohio State University; pues en esta se analizaron datos genéticos de los tumores analizados en este tipo de pacientes.

Según se mostró, revisando nuevamente las evidencias hasta el momento, las tasas de cáncer colorrectal (CCR) entre los jóvenes de EEUU se han incrementado a un ritmo alarmante, según la revisión de un informe del 2023 presentado por la    de la American Cancer Society. Al parecer las tasas de CCR se duplicaron en menores de 55 años durante menos de 30 años, de 1 de cada 10 a partir del 1995 a 1 de cada 5 casos a partir del 2019. (Colorectal Cancer Facts & Figures 2023-2025).

También revisando las causas alimentarias, que son variopintas, pero no todas con las mismas evidencias, según 400 estimaciones de estudios individuales y 111 estudios de cohortes únicos (A.R. Vieira et al -Ann Oncol. 2017), existiría un aumento del riesgo de CCR del 12 % por cada aumento de 100 g/día en la ingesta de carnes rojas y procesadas y del 7 % para cada aumento de 10 g/día en la ingesta de etanol de bebidas alcohólicas. Y en sentido contrario, una reducción del riesgo del CCR en un 17% por cada aumento de 90 g/día de cereales integrales y un 13% por cada aumento de 400 g/día en la ingesta de productos lácteos. La ingesta de verduras y de pescado tuvieron un débil factor protector; al tiempo que la ingesta de frutas, legumbres, aves, café, té, no se asoció con el riesgo de cáncer CCR.

Sorprendió que se identificara a una bacteria con dicho cáncer. Así una comunicación de Sharon Reynolds (https://www.cancer.gov/news-events/) relacionó al Fusobacterium con el CCR, una bacteria habitual en la boca pero no a nivel de los intestinos. Y que según dicha comunicación llega a ser 5 veces más prevalente en las heces de los pacientes con CCR que en las personas normales.

Y un dato que hemos introducido al inicio desde artículo qué es la genética y la dieta, la edad de la célula de estos CCR es más vieja (15 años en promedio) que la edad del paciente, entendiendo que una dieta alta en grasas y baja en fibra puede aumentar la inflamación en el intestino, lo que le impide suprimir los tumores de forma natural y que los diferencia de aquellos en personas mayores que presentan CCR con menor envejecimiento celular.

Como consejos para nuestros pacientes menores de 45 años, subrayan que al margen de tener una vida activa con ejercicio físico diario y una dieta natural con suficiente fibra y poca ingesta de alcohol y carnes rojas procesadas; que se tengan en cuenta los cambios en el ritmo intestinal, en el sangrado rectal y en el estreñimiento, pues pudieran ser síntomas iniciales de algún problema a nivel del colon.