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Bibliotecas. Una historia frágil, de los historiadores Andrew Pettegree y Arthur der Weduwen es una obra llena de curiosidades sobre las grandes casas de los libros y los lectores. Comenzando por la más famosa de todos los tiempos, la Biblioteca de Alejandría, este libro no presenta una historia de un progreso líneal a lo largo de los siglos. Como señalan los autores, «la norma histórica resulta ser un ciclo repetido de creación y dispersión, de decadencia y reconstrucción».

Las bibliotecas han florecido con mucha frecuencia en manos de su primer propietario y luego han decaído: la humedad, el polvo, las polillas y los piojos de los libros hacen mucho más daño a lo largo de los siglos que la destrucción deliberada de colecciones. Sin embargo, si bien el crecimiento y el declive son parte integral del ciclo, también lo es la recuperación. En 1556, la Universidad de Oxford vendió los muebles de la biblioteca. Cincuenta años más tarde, Thomas Bodley estableció la que sería la mayor biblioteca universitaria de los siguientes tres siglos.

La vida de las bibliotecas a través de los tiempos es también la de diferentes formas de censura, tanto moral como política, e incluso en nombre del canon literario. Hoy la corrección política y el fundamentalismo religioso siguen siendo excusas para expurgar libros de lo que deberían ser templos del saber.

Su historia está ligada también a la destrucción de los conventos, al trabajo de los copistas y a la invención de la imprenta. Durante la mayor parte de la historia las bibliotecas estuvieron ligadas a las élites, pero a partir del siglo XIX, empezaron a ser lugares para educar y promover el conocimiento entre la clase obrera.

Hoy, en un mundo dominado por los contenidos digitales, siguen siendo lugares imprescindibles para la lectura, la investigación y para el encuentro de los amantes de los libros, en clubs de lectura o reuniones con autores.

En esta obra enciclopédica, Pettegree y Der Weduwen prestan poca atención a historia de las grandes bibliotecas españolas. Se habla de la gran colección de Hernando de Colón y de la destrucción de manuscritos de las civilizaciones mesoamericanas por parte de los conquistadores españoles. Pero en un trabajo global es normal que los autores se centren especialmente en su ámbito cultural. En cualquier caso, es un libro en el que el lector aprenderá cosas que no sabía, conocerá la historia de algunas de las grandes bibliotecas del mundo y verá cómo han ido cambiando y renovándose a lo largo de los tiempos.

Bibliotecas. Una historia frágil

Andrew Pettegree y Arthur der Weduwen

Traducción de Enrique Maldonado Roldán

Editorial Capitán Swing

592 páginas