En una sociedad que cada vez es más exigente con los comportamientos éticos, un libro titulado “Los peligros de la moralidad. Por qué la moral es una amenaza para las sociedades del siglo XXI” parece toda una provocación. Pero los argumentos que expone Pablo Malo son muy convincentes y su conclusión también. Propone el autor que el exceso de celo en querer imponer a los demás nuestros principios morales conduce, a menudo, al abuso, al represión e incluso la violencia.
Psiquiatra de profesión, el autor es experto en psicología evolucionista y empieza con una interesante aproximación darwinista a la moralidad. Apoyándose en algunos autores, en su mayoría norteamericanos, que lideran los estudios de este campo, Pablo Malo trata de buscar si existen algunos universales éticos en los que coinciden las sociedades más diversas.
El resultado es inquietante porque una idea positiva como es la cooperación, por ejemplo, puede llevar a castigar a los que se estima que no lo hacen con suficiencia. Y así, “actos agresivos o violentos que normalmente se considerarían inmorales pasan a ser morales si suponen un castigo para un individuo que se juzga que los merece como castigo”.
De este modo, recalca Malo, la moralidad puede legitimar la inmoralidad y ese es su lado oscuro, una doble cara a la que dedica su interesante libro.
Una de las obras más citadas este trabajo es “La mente de los justos. Por qué la política y la religión dividen a la gente sensata” de Jonathan Haid, libro del que existe una pequeña reseña en este blog. Se trata de una investigación muy interesante en la que demuestra que tanto conservadores como progresistas parten de diferentes principios morales y por ello llegan a conclusiones a veces opuestas.
El autor de “Los peligros de la moralidad” lo explica así: “Una característica de los principales debates que dividen a la sociedad (aborto, matrimonios del mismo sexo, pena capital, eutanasia) es que por lo menos uno de los dos bandos (y casi siempre los dos) define su posición en términos morales, es decir, en términos de bueno o malo, bien y mal. Cada bando siente que es evidente y obvio que su postura es moralmente buena y que mantener la contraria no solo es estar equivocado, sino ser inmoral y malvado moralmente. Los asuntos que se contemplan con una perspectiva moral quedan cerrados al compromiso o a los acuerdos y la gente se siente motivada a actuar y a luchar contra lo que consideran sin duda moralmente malo”.”
El libro señala que la tecnología y sus distintas herramientas como las redes sociales, se han convertido en una máquina al servicio de la indignación moral. A menudo, está indignación se traduce en linchamientos virtuales o en la cancelación de aquellas ideas y personas que se oponen al pensamiento predominante y reconocido como el “correcto”. Lo peor es que eso sucede sobre todo en universidades de Estados Unidos donde el debate debería estar siempre abierto y no clausurado.
Malo explica que el rol antes ocupado por la Iglesia i el sindicato como prescriptor de valores ha sido sustituido por movimientos como Black Lives Matter, las políticas de identidad, la teoría queer o el feminismo interseccional que niegan cualquier mínimo cuestionamiento a sus postulados incluso aunque procedan de los ámbitos científicos.
Son muchas las cuestiones que toca el autor que incluso se atreve a proponer unas sugerencias para fomentar nuestro escepticismo y evitar creer que el mundo se divide en gente mala que hace cosas malas y gente buena que hace cosas buenas. La historia, dice Malo, está llena de maldades cometidas por gente que creía hacer el bien.
Por el camino reflexiona sobre temas como el “postureo” moral, la tendencia humana a dividir el mundo entre nosotros y ellos o los usos y abusos del victimismo. Cualquier lector curioso encontrará temas de interés y oportunidades para replantearse algunas de las ideas que nos vienen de serie o impuestas por las modas intelectuales del momento.
Los peligros de la moralidad. Por qué la moral es una amenaza para las sociedades del siglo XXI
Pablo Malo
Editorial Deusto
336 páginas
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.