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Nicolas Wade, licenciado en Ciencias Naturales, periodista y editor especializado en temas científicos propone en "Una herencia incómoda. Genes, raza e historia humana", la hipótesis de que la selección natural ha continuado modificando a los seres humanos en los últimos siglos y ha provocado divergencias entre las razas o al menos entre diferentes regiones. La propuesta de Wade es arriesgada y ya ha sido acusada de racismo aunque el propio autor del libro se encarga de rechazar la noción de superioridad racial.

El consenso científico reciente, a partir de las tesis del antropólogo Franz Boas, es que no existen razas humanas. Sin embargo, Wade cree que esta posición responde a un interés político bien intencionado para evitar el racismo pero no a la realidad. Por contra, aporta evidencias de que la evolución humana ha seguido su curso y ha producido ligeras variaciones genéticas entre distintas poblaciones que podrían traducirse en pequeñas modificaciones del comportamiento.

El autor es consciente de la importancia del factor cultural en los cambios sociales, pero insiste en que éste no invalida su hipótesis del cambio evolutivo, que compara a una domesticación.

Expone el caso de Dmitri Belyaev, un científico soviético, que en un remoto instituto de Novosibirsk, empezó a comprobar su teoría de que los granjeros antiguos habían domesticado a los animales salvajes por un único criterio, el de la docilidad. Empezó seleccionando zorros plateados en función de su docilidad y al cabo de ocho generaciones crío animales que toleraban la presencia humana. Solo 40 años después del inicio del experimento y con 30 a 35 generaciones de cría, los zorros eran tan mansos y obedientes como un perro.

El autor de "Una herencia incómoda" compara este caso con el cambio sufrido con la sociedad inglesa del pasado milenio en la que no solo se produjo una gran disminución de la violencia sino que también sucedió lo que los científicos evolucionistas llaman una gracialización de los rasgos físicos, comparable al de los animales que son domesticados por el hombre.

Pese a que casi al final, Wade se pierde en un fracasado capítulo dedicado a intentar justificar la supremacía histórica de Europa, un tema al que otros autores han dedicado libros enteros, aduciendo razones de selección genética, su libro consigue aportar argumentos (en algún caso con estudios genómicos) para considerar la posibilidad de que efectivamente la humanidad continúa sometida a las leyes de la evolución. ¿Por qué razón tendrían que haberse parado?

Una herencia incómoda. Genes raza e historia humana

Nicolas Wade

Editorial Ariel

300 páginas