Si Chiqui no se hubiera ido, que nadie se lo pidió, no habría pasado esto. Si todos los miembros del gobierno de Ciutadella asumieran el orden jerárquico de la lista en la que se presentaron a los comicios, tampoco. Y si una parte del electorado no fuera tan fiel a sus siglas y tan poco crítica con los suyos, por ésta y por todas las crisis anteriores, el PP ya no volvería a levantar cabeza en la ciudad. De hecho, si hoy estrenamos el sexto alcalde en solo cinco años es, en gran parte, por su culpa. Por la de un partido que ha preferido sacrificar a las mejores y aliarse con la mayoría de relleno. Que algún concejal ni sabe adjuntar el archivo a un correo, o se le ha quitado de un área para que no proponga en beneficio propio. O ni tan siquiera estaba presente el día que dimitió su alcalde. O es incapaz de irse a casa aún desprovisto de toda delegación. Y se dedica a filtrar presunciones del dimisionario y a meter chanza a su sustituta hasta desbancarla, a 24 horas de la investidura.
Blog: S'espiga
Un gobierno de parvulitos
31/07/14 12:41
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