A principios de temporada recomendábamos desde estas mismas páginas disfrutar de nuestro fútbol. El balompié insular había regresado a sus orígenes como consecuencia de la pérdida de efectivos en categorías nacionales debido a los dos descensos de Tercera División -Alaior y Ferreries- y a la triste desaparición del Sporting Mahonés.
Era el regreso al fútbol añejo y localista, de rivalidad vecina en el que quizás haya pocas exquisiteces, también menores dosis de técnica o elaboración pero mucha más intensidad y pasión. Y ahí el fútbol que acaparaba el teórico protagonismo era el Regional.
Ocho meses después el desenlace del campeonato de Liga ha multiplicado las mejores expectativas prestigiando esta segunda división insular por la que han peleado hasta el final cinco equipos, lo nunca visto. El título se decidió en tres campos al unísono en una última jornada trepidante en la que, sin embargo, el campeón, CD Migjorn, consiguió restarle emoción porque encarriló su triunfo muy pronto.
En todo caso la conclusión de la Liga no hace sino elevar el tono de la ilusión con la que la han disputado la mayoría de contendientes. Que el campeonato de la Regional Preferente lo haya ganado el modesto club de la localidad migjornera, con todos los respetos para Ferreries, Menorca o Alaior, incluso el Sami, que también optaba al título, también es una buena noticia aunque cualquiera podría haber sido el campeón.
El Migjorn se lleva la gloria gracias a la regularidad y a la rentabilidad que ha sabido sacarle al calendario final que le favorecía. Pero sus rivales acaparan el honor de haber dignificado el campeonato. Y nada hace pensar que la próxima temporada no pueda repetirse el equilibrio de ésta, con el campeón en liza porque no ascendería aunque pudiera. Enhorabuena a todos.
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