Instante del recorrido de la Cabalgata de los Reyes Magos en Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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«Estábamos un poco preocupados por el tiempo, pero finalmente hemos podido llegar». Las palabras, pronunciadas desde el balcón del Ayuntamiento de Maó por el rey Melchor reflejan el complicado día que se vivió este viernes por la amenaza del mal tiempo. Al final, no fue para tanto y la Isla pudo recibir a Sus Majestades de Oriente con los brazos abiertos.

En Maó todo transcurrió como estaba previsto. La comitiva real atracó al caer el sol en el puerto, como es tradición. Ese fue el punto de partida de una caravana que estuvo formada por una decena de carrozas desde las que se lanzaron algo más de media tonelada de caramelos a lo largo de todo el itinerario.

El rey Baltasar saluda a los niños de Menorca que acudieron a verle en Ciutadela. | Josep Bagur Gomila

Los Reyes Magos repartieron buenas dosis de ilusión en un recorrido que condujo al Consistorio, donde fueron recibidos por Elena Costa, alcaldesa accidental hasta la reincorporación de Héctor Pons, ausente en la cita debido a su reciente paternidad. Melchor fue el primero en dirigirse al público para recordar que desde hace más de 2.000 años recorren un largo camino hasta la Isla «para repartir alegría». Y en ese sentido, recalcó que «una sonrisa de amor, sincera, es mejor que cualquier regalo, mejor que cualquier cosa que se puede construir», en definitiva, algo que «no tiene precio».

Libres para expresarse

Gaspar tomó la palabra y aprovechó la ocasión para hacer una petición especial, «que seáis vosotros mismos y que os sintáis libres para expresar quién y cómo sois» e invitó a la audiencia a disfrutar de cosas «que os inspiran y os hacen soñar». En su despedida, señaló que si todos actuamos de esa manera «haremos un mundo mejor más alegre y mejor para compartir».

En el caso de Maó, la entrada de Sus Majestades fue por el puerto. | Gemma Andreu

Cerró el turno de intervenciones Baltasar, quien antes de comenzar a repartir regalos por las casas de la Isla recordó que «hay países en los que los niños y las niñas no pueden celebrar las fiestas con tanta alegría como nosotros a causa de las guerras o el hambre. Por eso pedimos a todos los adultos que trabajen cada día por la paz».

Pendientes del tiempo

Un mensaje que llevaron por bandera en su visita a todas las poblaciones de la Isla. En Ciutadella también fue un día agitado, en el que los organizadores se ocuparon de tener diferentes opciones para recibir a los Reyes si se repetían las lluvias de la mañana. Pero finalmente todo pudo rodar como estaba previsto, entrando por el Camino de Maó para dirigirse al centro de la ciudad y cumplir con las tres paradas previstas.

Los Reyes no se olvidaron de los niños ingresados en el hospital. | Gemma Andreu

La primera de ellas el Ayuntamiento, donde Sus Majestades fueron recibidas por la alcaldesa, Juana Mari Pons Torres, quien aprovechó la ocasión para hacer su particular petición en nombre de toda la ciudad: «paz, salud y harmonía» y agradecerles que sea los portadores de «la luz de la ilusión y la esperanza». Antes de iniciar su larga noche de trabajo, cumplieron con la tradición de continuar su ruta con la visita a la Catedral para terminar en el Convento de Santa Clara.

En Alaior prefirieron ser precavidos, y ya por la mañana decidieron adelantar una hora, a las seis de la tarde, el recibimiento a las carrozas reales y optar por que el discurso real se pronunciara en el polideportivo y no en el Ayuntamiento después de realizar la adoración en Santa Eulàlia.

Las calles de Ferreries, también engalanadas para la ocasión. | F. Febrer

También se decantaron por avanzar la visita una hora en Es Mercadal, donde el único cambio fue que los Reyes visitaron la Plaça Constitució antes de recalar en la Iglesia. Por su parte, en Ferreries citaron a Melchor, Gaspar y Baltasar media hora antes de lo anunciado; y pese a manejar una gran variedad de alternativas, el desfile transcurrió tal y como estaba previsto, con sus majestades a caballo.

Por otra parte, en las localidades de Es Castell y Fornells, los Magos de Oriente desembarcaron a través de la estaciones portuarias, donde fueron recibidos antes de iniciar un recorrido por para cumplir con todas las tradiciones, incluidas las de visitar las iglesias de El Roser y la parroquia de Sant Antoni para la adoración. Por último, en Es Migorn Gran se curaron en salud trasladando el discurso real al interior de la iglesia y adelantado una hora el recibimiento.