Según el pastor de la Diócesis menorquina, ante esta situación «no podemos permanecer como espectadores, únicamente como voces críticas, sino que estamos llamados a ser parte activa en la ayuda, rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas».
Gerard Villalonga ha incluido estas reflexiones en la homilía pronunciada este sábado en la iglesia parroquial de Santa Maria de Maó durante la Eucaristía de la festividad litúrgica del Corpus Christi. Al concluir la misa se celebró una solemne y concurrida procesión hasta la iglesia del Carmen en la que fue trasladada, bajo palio, la custodia con el pan consagrado. Participaron los niños que este año han celebrado su primera comunión y numerosos fieles.
«Porque celebramos el sacramento del amor y de la esperanza hemos de ser agentes de vida nueva y buena. El sacrificio de Cristo es para todos y nos invita a los creyentes de Menorca a convertirnos para ser el pan partido para los demás. No podemos estar indiferentes y tenemos mucho que ver en todo aquello que detectemos en nuestro entorno», manifiesta el obispo Gerard.
Triple caridad
Ante esta realidad, «los cristianos hemos de ser conscientes de la dimensión transformadora de la actividad caritativa, que no puede ser meramente paliativa, sino que ha de ser preventiva, curativa y propositiva». A la Diócesis de Menorca la preocupa, expuso el prelado, «la creciente desvinculación social en nuestro entorno; con un predominio de lo virtual y lo líquido las relaciones interpersonales se debilitan».
También preocupa la percepción de «una sociedad fuertemente ideologizada que provoca tensiones y polarizaciones que nos alejan unos de otros. Los católicos, a partir del significado de la Eucaristía, hemos de fomentar la cultura del encuentro y las relaciones sociales e interpersonales para practicar un diálogo inclusivo».
La caridad no ha de ser meramente asistencial, material y social, sino que también debe expresar nuestro amor y preocupación hacia todas las personas para que recuperen su dignidad y belleza. «Nuestra misión es descubrir las posibilidades de cada uno para abrirles caminos de esperanza; y esto es lo que hacen los voluntarios y trabajadores de Caritas Diocesana de Menorca y Caritas parroquiales», afirmó Gerard Villalonga, que agradeció su trabajo, esfuerzo, ayuda y testimonio.
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