Pese a que el frailecillo estaba recuperando peso, parece que no pudo soportar el estrés.

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Explica la bióloga Miriam García Vendrell que «normalmente» las aves pelágicas nunca pisan tierra excepto para reproducirse, y que cuando estos animales llegan a las costas, generalmente lo hacen para morir. Y eso es lo que ha pasado con el ejemplar de frailecillo atlántico del que han estado cuidando durante las últimas semanas en el Centre de Recuperació de la Fauna de Silvestre de Ciutadella.

El animal, que llegó a Menorca arrastrado por los devastadores efectos de la borrasca ‘Gloria', no ha logrado salir adelante. Y eso que todo apuntaba a que la recuperación iba por buen camino después de que responsables del centro de atención animal gestionado por el GOB recogieran el ave en unas precarias condiciones en la Colàrsega del puerto de Maó. Allí apareció, rodeado entre todo tipo de basuras, sin lesiones visibles o fracturas pero con una extremada delgadez.

Según explica García, estamos hablando de unos animales cuyo peso medio ronda los 450 gramos, y el frailecillo llegó a Menorca con algo menos de 250. Tras mostrar síntomas de recuperación ganando peso, se estancó en la barrera de los 350 por causas que desde el Centre no sabrían determinar, aunque sospechan que el fallecimiento pudo deberse al «estrés» sufrido por un ave que no está acostumbrada a la presencia humana.

Como su nombre indica, se trata de un ave que habita en el Atlántico, principalmente en el norte de Europa, y que tiene por costumbre pasar los inviernos en las islas Canarias, lo que a veces propicia que puntualmente pueda ser avistada en el Mediterráneo, aunque raramente en sus costas. En el Centre de Recuperació no ingresaba un frailecillo desde hace 15 años, entonces víctima de un vertido de petróleo en su plumaje. También por culpa de ‘Gloria' apareció otro ejemplar el mes pasado en la zona de Favàritx, aunque debido a la gravedad de las heridas que sufría falleció al día siguiente de ser rescatado.