Numerosos fieles siguieron la procesión nocturna de la Virgen hacia el mirador de Tramuntana | Josep Bagur Gomila

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Alrededor de 600 fieles desafiaron en la tarde y la noche de este miércoles la lluvia que caía con fuerza sobre Menorca para venerar a la Mare de Déu del Toro en la celebración mariana que clausuró los actos del 75 aniversario de la coronación canónica de la imagen de la virgen.

Subieron a la cima, en cinco autobuses fletados para la ocasión –el tráfico fue restringido en la carretera de acceso a la montaña–, y asistieron a la misa que se tuvo que celebrar en el interior del santuario a causa del mal tiempo.

La iglesia se encontraba al límite de su capacidad; lleno también el pórtico con sillas, espacio desde el cual muchos fieles tuvieron que seguir la homilía, ya que el fuerte chaparrón que descargó sobre la cima trastocó los planes de hacer una misa al aire libre oficiada por el obispo, Francesc Conesa, aunque también hizo que se viviera el encuentro con mayor recogimiento. Al mismo asistieron representantes de todas las comunidades diocesanas de Menorca y también asistió el alcalde de Es Mercadal, Francesc Ametller.

Las magníficas voces de la Capella Davídica de la Catedral de Menorca acompañaron las palabras del obispo y las oraciones de todos los presentes en la misa en honor de la patrona de la Isla, a la que durante generaciones los menorquines, como señaló monseñor Conesa en su mensaje, han rogado protección y han reverenciado.

Acta del monasterio

El acto con motivo de los 75 años de la coronación también sirvió para que, antes de la bendición, la madre superiora de las Hijas de la Sagrada Familia –comunidad de religiosas nacida del Movimiento Lazos de Amor Mariano en 2011, en la archidiócesis de Barranquilla, Colombia–, interviniera ante los creyentes que este miércoles inundaron Monte Toro y diera lectura al acta fundacional del monasterio Belén Santuario de María. Las monjas de clausura cuidarán del santuario como antes lo hicieron las Hijas de la Misericordia. María Inmaculada, priora del monasterio, acompañada de otra de las hermanas realizó una ofrenda de rosas a la Virgen y de lirios a San José durante la ceremonia. «Viviremos para la salvación y la conversión de las almas», aseguró la madre superiora de la comunidad en la lectura del acta.

Procesión

Pasadas las nueve de la noche el tiempo dio una tregua y se pudo celebrar la procesión prevista, con la imagen de la Mare de Déu del Toro portada por los sacerdotes, hacia el mirador de Tramontana de lo alto del monte. Hacia la explanada marcharon también los fieles sujetando velas encendidas –que habían sido repartidas al comienzo de la misa en la iglesia–, formando un desfile silencioso y respetuoso, solo iluminado con la tenue luz que salía de las candelas y también de los relámpagos, que todavía amenazaban en el cielo. Tras la plegaria de consagración a la Virgen por el obispo, ésta procesionó de nuevo retornando al santuario, donde los fieles que así lo desearon pudieron pasar por delante de la imagen para demostrar su amor y respeto por la patrona, cuya imagen, que presidió toda la ceremonia religiosa, fue devuelta a su hornacina. 

Este sentido y multitudinario encuentro religioso en la cima del Monte Toro ponía fin de manera solemne a los actos del 75 aniversario de la coronación de la Virgen, que se iniciaron el pasado mayo, haciendo coincidir la misa y la procesión con la fecha, 12 de septiembre, en la que el obispo Pascual coronó en nombre del Papa la imagen de la patrona. Una exposición conmemorativa y una conferencia sobre la imagen de la Mare de Déu del Toro completaron el programa del aniversario.