Otros, como Michael, madrugaron mucho más para explorar la oferta de la muestra. De nacionalidad inglesa, hace un año que reside en la Isla y Arrels le ha venido como anillo al dedo. En dos semanas abrirá un restaurante y el producto local será la estrella de su oferta gastronómica. «Me parece una idea absolutamente fantástica», confesaba mientras terminaba de degustar una ración de mejillones en salsa marinera que irán directos a la carta de su negocio.
Un buen evento para el público y en igual medida para los expositores. Mari Molina, de Productes Ecològics Santo Domingo, ya estuvo en la primera edición, y es por ello que no se ha querido perder la segunda. Si a veces vender el producto local cuesta, los que trabajan con el ecológico lo tienen incluso «más difícil», confiesa Domingo: «Lo bueno aquí no es solo que te puedes promocionar, sino que también el visitante tiene la posibilidad de probar los productos».
La creación de marcas tiene como principal objetivo diferenciarse. Esa es la tesis que defiende Gabriel Seguí desde el estand de la Vermella Menorquina, que también repite este año en la feria. «Cuesta darse a conocer, pero también que se te respete», explicaba en relación al fraude de vender productos bajo una etiqueta que no les corresponde. «Estamos en una época de la postverdad en la que todo cuela, pero no puede ser así, no todo vale», argumenta el secretario de la Asociación de Ganaderos de Vaca Menorquina.
El director de la feria, Pep Palau, define el evento como una cita «moderna, contemporánea, en consonancia con lo que pasa en el mundo». A su juicio, «el éxito de esta edición demuestra el acierto de la anterior». Por su parte, el conseller de Proyección Económica, Miquel Company, habló durante la presentación del reto de continuar «el acertado camino de promocionar lo que tenemos». Un proyecto que la alcaldesa de Maó, Conxa Juanola, resumió como el escenario perfecto para corregir algunas carencias: «A veces nos falta creernos que nuestros productos son espectaculares».
Por problemas de conectividad área no pudieron asistir a la presentación el conseller de Comercio, Iago Negueruela, y la gerente del IDI, Nuria Hinojosa, pero en su lugar intervino la presidenta del Consell, Susana Mora, quien destacó lo positivo de que Administración y el sector vayan «de la mano» en este reto que se propone Arrels de potenciar la economía menorquina.
Un espacio para compartir con una invitación especial a Lanzarote
Al igual que Menorca, la isla de Lanzarote fue declarada en 1993 Reserva de la Biosfera. Una hermandad que ha conducido a que los canarios sean uno de los invitados especiales a esta segunda edición de Arrels. Gonzalo Calzadilla, chef del restaurante Isla de Lobos, sostiene que el marco de la feria es un espacio idóneo para «buscar esos matices diferenciadores que hay entre las dos islas» y aprender de ellos. En su caso, confiesa que han venido a ofrecernos un poco de Lanzarote. En esa misma línea se pronuncia su colega Orlando Ortega, del restaurante Lilium, quien dice haber llegado a Menorca «buscando lazos de unión». «Son territorios semejantes, pequeños, pero me ha sorprendido la cantidad de productos que se pueden encontrar en la feria», asegura el cocinero, quien sostiene que participar en eventos como Arrels le sirve «para hacerme preguntas sobre cosas que me despiertan interés».
Ambos fueron protagonistas del Aula de Cocina de la feria y también miembros del jurado del concurso de mahonesa: «Ha sido una experiencia muy bonita, con una receta básica se han obtenido cuatro mahonesas muy ricas, con matices diferentes», concluye Calzadilla.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.