La eclosión de bandas tributo parece no tener límite. Sin embargo, no todas logran lo que ha conseguido el homenaje a Queen del grupo argentino Dios Salve a la Reina, que este viernes visitará de nuevo Menorca, a las 22 horas en el aparcamiento de campo de fútbol de Es Castell. A juicio de su vocalista, Pablo Padín, es la nostalgia lo que «catapulta» a proyectos como en el que participa.
¿Qué espectáculo nos espera con «Dont stop me now»?
— Tenemos un show nuevo montado con un conglomerado de canciones que pertenecen a todos los discos de Queen. En realidad es un resumen de toda la historia de la banda en cuanto a la música, pero también en lo que se refiere al vestuario y la escenografía. Abarcamos casi todos los hits, pero también algunas canciones no tan conocidas para los que no son tan fans.
El año que vienen cumplen dos décadas sobre el escenario. ¿No hay nada que pare a Dios Salve a la Reina?
— Aparentemente no. Siempre pensamos que íbamos a tener alguna especie de techo, pero a medida que han ido pasando estos 20 años no nos lo podemos ni creer; algunos piensan que las bandas de tributo tienen poca vida, pero nosotros siempre fuimos a más y parece que aún queda mucha tela para cortar.
Llegan tras haber compartido recientemente escenario con otra banda legendaria, Aerosmith. ¿Cómo fue la experiencia?
— Tremenda. Nos encargamos de cerrar el Rock Fest Barcelona, tocamos justo después de Aerosmith. La verdad es que ha sido una experiencia que no nos podíamos creer. Mientras ellos actuaban nosotros ensayábamos a volumen bajo. Son una banda legendaria como lo era Queen en su momento.
Veo que no les faltan fechas en España, pero tampoco en el resto del mundo: Alemania, Argentina, Brasil, Australia... ¿Pensaron alguna vez que iban a tener una proyección tan internacional?
— Nunca pensamos que fuéramos a llegar tan lejos. Este año tocaremos por primera vez en Japón. La realidad superó realmente las expectativas. En los principios creíamos que íbamos a ser una banda de garaje o que iba a tocar en bares de Rosario, en nuestra Argentina natal. La verdad es que nunca apostamos a tanto. Esto es un sueño que se vive en carne propia. Queen es una banda legendaria, se conoce en todos lados y nosotros llevamos su música por todos lados y la gente lo vive como si estuviese viendo al grupo original en directo. Una banda clon con cuatro tíos argentinos, lo cual no deja de ser una cosa rara (risas).
¿Cómo es la experiencia de meterse cada noche en la piel de Freddie Mercury?
— Es un desafío, después de los 40 sobre todo (risas). La verdad es que cantar como él no es nada fácil. Nosotros tratamos, salvando las distancias, de emular lo que es la música y la escenografía y meternos en los personajes. Yo creo que logramos un efecto muy grande, porque la gente lo vive de una forma muy intensa.
¿Cuál cree que es el secreto del éxito para que Queen siga de moda después de tanto tiempo?
— Las grandes canciones que tienen. Lo de las nuevas generaciones que se suman a la música de Queen es algo increíble. Su éxito radica en la música primero y luego en unas composiciones cargadas de una performance increíble. La imagen de Freddie era muy fuerte, no solo en los vídeos sino también en las giras.
¿Una canción favorita?
— Siempre elijo «Bohemian Rhapsody», pero me gustan todas. Esa es la canción con la que nuestros conciertos alcanzan el momento épico y apoteósico.
Y un álbum...
— «A night at the Opera», un tremendo disco.
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