Diez días después de haber recibido la ordenación episcopal en el primer templo de la diócesis de Menorca, el nuevo prelado ha afirmado que "es necesario de modo especial que los laicos os impliquéis en el discernimiento de los caminos que Dios pide a su Iglesia de Menorca".
Al mismo tiempo tiempo, Conesa Ferrer ha subrayado que "todo en nuestra Iglesia de Menorca esté al servicio del anuncio de Cristo" y que "hay, sin duda, muchas costumbres y estructuras en nuestra Iglesia que deben reformarse y adaptarse".
En el primer "sermó de Sant Antoni" como pastor de la Iglesia menorquina ha exhortado a los fieles de la Isla a "prescindir de todo aquello que no ayude en la transmisión del Evangelio".
El obispo ha señalado que "conmemoramos hoy el 730 aniversario de la restauración del cristianismo en Menorca, una fe que desde los primeros siglos de nuestra era estuvo muy arraigada en la isla, como atestigua la presencia del obispo Severo y la existencia de numerosas basílicas de la época bizantina".
Para Francesc Conesa, hay que saber dar respuesta a interrogantes como "cómo continuar ese legado que hemos recibido, cómo mantener esa fe cristiana que tan fecunda ha sido en nuestra historia y qué debemos hacer para seguir anunciando a Jesucristo".
Pero la pregunta clave consiste en "qué hacer para llevar el gozo del Evangelio a todos los hombres y mujeres de Menorca". Según el titular de la sede de Severo, debemos darle respuesta entre todos "porque sería pretencioso por mi parte llegar a vosotros con respuestas preconcebidas o con recetas preparadas. Somos todos los creyentes quienes debemos implicarnos".
"Cuento -ha añadido- con todos vosotros, con los sacerdotes, los diáconos, los religiosos y, sobre todo, con los laicos. Es necesario de modo especial que los cristianos laicos también os impliquéis en el discernimiento de los caminos que Dios pide a su Iglesia de Menorca".
En el magisterio del Papa Francisco hallamos la orientación que nos ayudará a responder a esta pregunta, con tres ideas fundamentales: la Iglesia debe mirar al mundo, porque cuando la Iglesia se mira sólo a sí misma, entonces se enferma.
En segundo lugar, la transformación misionera de toda la Iglesia: "no se pueden dejar las cosas como están. La Iglesia debe ponerse en estado de reforma permanente; que la Iglesia de Menorca esté al servicio del anuncio de Cristo, que cada una de sus parroquias y de sus instituciones se pongan en dinámica evangelizadora".
Por último, cuando el Papa Francisco invita a la Iglesia a abandonar el centro y habitar las periferias.
"Se trata tanto de las periferias geográficas como existenciales, es decir, allí donde se da el misterio del pecado, del dolor, de la injusticia o de la ignorancia y el olvido de Dios. Dejando posturas rígidas e intransigentes, la Iglesia tiene que ser signo de la cercanía, de la bondad, de la solidaridad y de la misericordia del Señor", ha aseverado el nuevo obispo de Menorca.
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