El acusado, a la derecha, sentado junto a su abogado, antes de comenzar el juicio

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Este lunes al mediodía ha comenzado el juicio en la Audiencia Provincial de Palma el juicio contra el hombre acusado de asesinar su pareja en Ciutadella en junio de 2018 en un jacuzzi hinchable en una nave del Polígono Industrial de Ciutadella en la que ambos residían.

La Fiscalía pide para el hombre de 43 años una condena de 25 años de cárcel por un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y de género. Además reclama una indemnización de 150.000 euros para los padres de la víctima.

El suceso tuvo lugar en junio de 2018 pero el hombre no fue detenido hasta un año más tarde, en noviembre de 2019. El hombre aseguró que se había encontrado a su mujer muerta en el jacuzzi en la que residían, y la primera hipótesis apuntaba a que hubiera podido quedarse dormida. Sin embargo, después la investigación de la Policía Nacional determinó que la muerte no había sido accidental.

El sospechoso, procedente de Venezuela pero con nacionalidad española, no tenía antecedentes en España. Sin embargo, Venezuela había solicitado su extradición como presunto autor de la muerte de su pareja anterior, aunque la petición había sido denegada.

Además, existían denuncias previas de su nueva pareja por malos tratos ocurridos en Barcelona. En uno de estos episodios la mujer tuvo que ser intervenida quirúrgicamente por las lesiones sufridas. De hecho, el escrito del fiscal señala que el acusado tenía un carácter «extremadamente celoso y posesivo» y que «mostraba una actitud controladora y dominante» con su esposa.

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La Fiscalía sostiene que el 18 de junio de 2018, cuando ambos se encontraban en la nave industrial de madrugada, aprovechó que la mujer se estaba duchando y preparó en un vaso una mezcla con una dosis potencialmente letal de MDMA (cristal), droga de la que era consumidor habitual.

Presuntamente, después se dirigió al aseo y le entregó el vaso para que se lo tomara, sabiendo que la mataría. La Fiscalía cree que la mujer aceptó la bebida «guiada por el temor que le infundía el acusado y en el contexto de sometimiento y subordinación» que marcaba su relación.

Unos diez minutos más tarde, sobre las 3.40 horas, la mujer comenzó a sufrir los efectos de la droga, algo que se exteriorizaba con arcadas y vómitos. Sin embargo, la Fiscalía sostiene que el hombre permaneció impasible y dejó transcurrir el tiempo suficiente para que entrara en un estado de agonía e inconsciencia, sin prestarle auxilio.

En la nave se encontraba otra mujer, amiga de la víctima, pero no hizo nada por ayudarla «ante el fuerte temor que le infundía el acusado», según la acusación. Sobre las 4.16 horas la víctima se desvaneció y cayó al suelo golpeándose la cabeza. El acusado habría arrastrado su cuerpo llevándolo hasta el jacuzzi, parcialmente lleno de agua, y según el fiscal introdujo la cabeza de su esposa dentro del agua para terminar de matarla.

La mujer falleció sobre las 5.30 horas a causa de una parada cardiorrespiratoria provocada por una intoxicación aguda de MDMA. La Fiscalía apunta que el desenlace «se vio acelerado a causa de la sumersión» en el jacuzzi. A las 5.50 horas el acusado llamó a los servicios sanitarios, pero no pudieron hacer nada por salvar la vida de la mujer.