Eduardo Enrique E.R., de 40 años de edad, regresó el pasado viernes por la mañana al lugar del crimen, la nave situada en la calle Bijuters del Polígono Industrial de Ciutadella, donde presuntamente asesinó a su esposa, Elizabeth Pimentel Montilla, en la madrugada del 18 de junio de 2018.
El acusado fue conducido por agentes del Cuerpo Nacional de Policía en la comitiva de la que formaron parte investigadores, autoridades judiciales y su propio abogado.
Se trataba de proceder a una nueva reconstrucción de los hechos con los datos recabados por la Policía Nacional que dieron un vuelco la semana pasada tras el hallazgo de «una prueba fundamental», explicó ayer Juan Prieto, uno de los agentes de la Policía Judicial del CNP que investigan el suceso, a este diario. Se refería muy probablemente al fragmento de la grabación registrada por el móvil de Elizabeth donde el marido le dice a la amiga de la víctima que la deje morir cuando esta, al parecer, ya se hallaba agonizante en el jacuzzi, tal y como informó «Es Diari».
Las contradicciones entre las declaraciones del acusado y la amiga de la víctima en los días posteriores a su muerte, y el hecho de que la dosis de droga MDMA hallada en su cuerpo, mezclada con el alcohol ya era letal por sí sola, al margen del ahogamiento en el jacuzzi de plástico, son otros de los argumentos que permitieron a la Policía avanzar hacia la culpabilidad del marido de Elizabeth Pimentel.
Después de negarse el jueves a declarar ante la juez del Juzgado número 2 de Ciutadella, el acusado volvió a pasar esa noche en los calabozos de la Comisaría de Ciutadella. El motivo era la reconstrucción de los hechos que había dispuesto la juez al día siguiente por la mañana en la misma nave que el matrimonio había alquilado, a nombre de la víctima, en el mes de abril de 2018, apenas tres antes del suceso.
Eduardo Enrique E.R. se mostró poco colaborador en la reconstrucción de lo sucedido por lo que el acto no habría aportado nuevos elementos a la investigación.
La nave de Ciutadella servía como vivienda para la pareja. Allí almacenaban algunas de las embarcaciones de alquiler de su negocio y las latas en varias neveras que vendían en playas de Ciutadella eludiendo el control policial, aunque él ya había sido multado por esta infracción en varias ocasiones.
La nave, de 200 metros cuadrados, tenía un cuarto de baño y un par de espacios a modo de habitaciones. Antes de la noche del suceso, su propietario ya había recibido quejas de otra vecina que ocupaba el apartamento en la parte superior debido a los ruidos.
Tras una estancia en la Península, el acusado había trasladado el negocio de alquiler de barcas sin patrón esta temporada a Es Migjorn donde disponía de una nave y un piso alquilados en la Avinguda de la Mar, ya que rentaba sus barcas en Sant Tomàs.
La Policía Nacional subrayó ayer que en este año y medio la investigación se ha mantenido abierta con la implicación de especialistas de las Jefaturas de Madrid, Barcelona y Palma, además de los agentes de Ciutadella. El CNP da las gracias a Interior por facilitar la declaración de los familiares de Elizabeth en Venezuela a través de la embajada española.
La investigación continúa ahora con el análisis de las pertenencias y objetos incautadas al acusado el miércoles en su vivienda en Es Migjorn.
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