Los padres del menor acosado lamentan la situación por la que han atravesado durante estos años | M. J. U,.

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Son los padres del adolescente de 16 años que ha sufrido acoso dentro y fuera del IES Josep Maria Quadrado, aparentemente resuelto con una sentencia que ha condenado a cuatro menores como responsables del delito hacia su hijo en Ciutadella, cometido hasta marzo de 2017. Mezclan lágrimas con la indignación por lo que consideran una pésima gestión del centro educativo al tiempo que estiman «irrisoria» la condena y quieren ir más allá, incluso denunciar al propio centro educativo.

Su hijo sufrió insultos, humillaciones, vejaciones, amedrentamiento... situaciones que afectaron a su autoestima. Un aspecto físico que sobresale de lo normal a su edad fue el caldo de cultivo para que padeciera el bullying ya desde Primaria. El problema creció a su llegada al Instituto pese a que el padre asegura que «el primer día informé al profesorado que mi hijo lo había pasado fatal en el colegio y no quería que se repitiera en el instituto».

¿Qué ha fallado?

— Los centros no se toman en serio este problema, siempre dicen que no les hagamos caso. Nosotros le decíamos en casa que se lo tomara de otra manera.

¿Cuándo empieza a sufrir acoso en el instituto?

—Desde que entra prácticamente hace cuatro años. Además él ya había informado al profesorado. Lo explicaba en casa y me pedía que nos fuéramos a vivir a Palma o a Barcelona. Lloraba, no quería ir a clase y nosotros llegó un momento en el que, incluso, le dimos la culpa a él, pobre. Cuando ya no pude más fui al instituto (dice el padre) y lo expuse ante su tutor y el equipo orientador hace un año y medio o dos. Solo nos dijeron que no hiciéramos caso y que estarían encima.

¿Fallaba mucho a clase?

—Es que él no quería ir. Esta semana no ha ido porque está muy afectado por la muerte de Sergi Pineda que era muy amigo suyo, venía mucho a casa. Era un chico encantador, sociable y muy dinámico.

Y deciden denunciar en Comisaría en marzo del pasado año.

— Uno de los motivos fue por el miedo a que explotara e hiciera daño a alguno de sus acosadores. Físicamente es mucho más grande que ellos. Entonces sería él quien pagara las consecuencias. También agotó mi paciencia que no saliera de casa el último verano antes de la denuncia. Incluso no podía ir a nadar a los replans porque le iban a buscar y le insultaban.

¿Su hijo respondía?

—Sí, el contestaba. Nosotros le decíamos que nunca iniciara una discusión pero que tampoco se empequeñeciera. Hubo peleas, sí, pero no podíamos denunciar porque podía ser su palabra contra la de todos los otros. En el 'insti' igual hay 700 pero 20 tienen sometidos al resto por miedo a que les pase a ellos. Tienen como asumido que sucedan estas cosas y eso es lo peor. Si además declaras otra orientación sexual ya eres una diana clara.

¿Entonces?

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—Un día mi hijo estaba con una amiga en un locutorio y los cuatro le insultaron y retaron desde fuera. Otra madre en el local lo vio todo y entonces ya tuvimos un testigo porque en el instituto no lo puedes demostrar. Le podíamos haber dicho que grabara lo que le decían en el instituto pero respetamos las normas aunque al final solo ha servido para una condena irrisoria que no respeta a mi hijo.

¿Hubo algún detonante?

—Un día jugaba en el parque con su hermana y su madre les miraba desde un banco. Vinieron tres de sus acosadores y se sentaron junto a ella sin saber que era su madre. Comenzaron a insultar a mi hijo. Yo (habla la madre) llamé a la Policía Local que les reprendió pese a su desprecio. A raíz de aquí se dio aviso al policía tutor, que se ha comportado fenomenal, y se inició un proceso que acabó cuando nos mandaron a los tres a sesiones con la asistenta social que no sirvieron para nada. Él dejó de ir porque solo le preguntaba por su relación con nosotros. No tenemos ningún problema con mi hijo, no es conflictivo y nunca nos falta al respeto.

La sentencia dice que su hijo intentó autolesionarse.

—Cuando peor lo estaba pasando le envió una carta de despedida a un amigo y éste se lo dijo a su padre que es policía. En seguida los agentes fueron en su busca y lo encontraron deambulando por Sa Cetària y nos avisaron. Nos dijo que había pensado en acabar con todo.

¿El acoso se detiene cuando ustedes denuncian ante la Policía?

—Sí, entonces abrieron el protocolo. Quisieron hablar con mi hijo pero le dijimos que ya no lo hiciera. Habían tenido la oportunidad mucho antes. Contratamos a una psicóloga porque no confiábamos en el instituto que solo se movió tras la denuncia policial. Antes no hicieron nada. Pararon los insultos y ya no le miraban ni le decían nada. No ha vuelto a pasar más.

¿No se interesaron ustedes por el seguimiento?

—Sí, yo fui al instituto, me reuní con el director y le pedí el protocolo para comprobar el seguimiento al bullying a mi hijo, pero me dijo que era un documento interno.

En resumen, ¿están ustedes molestos con el centro educativo?

—Completamente decepcionados, también con la Fiscalía de Menores que ha hecho un juicio sin contar con nosotros ni darnos la oportunidad de pronunciarnos más que cuando mi hijo fue a declarar al juzgado coincidiendo con sus cuatro acosadores en la misma sala. Hace dos días recibimos la sentencia y ni siquiera supimos que se había hecho el juicio. Tampoco nos han dicho nada desde el instituto.

¿Piensan hacer algo más?

—Sí, saber por qué no se nos citó al juicio ni se nos dio la oportunidad de presentarnos como acusación particular, y ya que la sentencia dice que el acoso ocurrió en el centro, pedir responsabilidades. Hablaremos con el abogado y si podemos demandaremos al instituto porque el problema viene de ahí, son los que tienen que aplicar la tolerancia cero con el acoso. No se puede decir que son cosas de niños porque la salud mental de nuestros hijos está en juego.

El director del instituto: «El centro no falló, si lo hubiésemos sabido habríamos actuado antes»

Miquel Àngel Casasnovas, director del IES Josep Maria Quadrado considera que «el centro no falló en este caso, si lo hubiésemos sabido habríamos actuado antes, pero nos enteramos cuando vino la Policía Nacional a pedir datos después de que los padres pusieran la denuncia».

El director del instituto ofrece una versión distinta a la de los padres: «Niego rotundamente que antes hubieran venido a explicarme este problema ni tampoco al jefe de estudios, es su palabra contra la nuestra, y nosotros no habíamos detectado nada». Matiza que la última reunión con ellos fue en octubre de 2016 «para tratar otras cuestiones».

Casasnovas entiende que el acoso a esta alumno «había empezado fuera», y recuerda que el protocolo se abre siempre a la mínima cuando se tiene conocimiento de un caso, aunque a veces si no se considera que lo sea se vuelve a cerrar. «No somos perfectos, pero cuando lo supimos hablamos con todos los implicados e hicimos lo que se tenía que hacer».

Casasnovas explica que ninguno de los cuatro condenados está ya en el instituto, aunque solo uno permanecía en él cuando salió la sentencia a final de marzo. Ni él ni ningún profesor del centro fueron citados a declarar ni al Juzgado ni ante la Policía en la fase de instrucción.