El joven de Sant Lluís cumple condena, actualmente, en el centro penitenciario de Palma.

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Su hijo permanece en prisión desde el 17 de diciembre de 2015 por la acumulación de tres condenas, a las que acabó sumando una más el pasado año tras un incidente con cinco funcionarios del Centro Penitenciario de Menorca. Suman 53 meses de castigo de los que ya ha cumplido 24 sin haber disfrutado de ningún permiso. En la actualidad se encuentra en la cárcel de Palma.

Este motivo, además de la pesadumbre generada por la sucesión de hechos que desembocaron en los incidentes delictivos de su hijo, con penas que estima excesivas, han llevado a A.S.P., de Sant Lluís, a solicitar la petición del indulto para T.P., de 29 años.

La madre tramitará esta misma semana la solicitud de cuatro indultos por cada una de las cuatro condenas de 7, 24, 18 y 4 meses, respectivamente, entre ellas la agresión grave a una enfermera del hospital y lesiones a tres funcionarios de la cárcel.

La madre del recluso, de Sant Lluís, abrió días atrás una campaña en la plataforma pública change.org en la que aparecen 140 firmas, pero asegura que dispone de otras más de 400 que ha recogido de conocidos en la Isla y que presentará ante el Ministerio de Justicia bajo reconocimiento notarial. Esta incorpora cartas de empresas en las que trabajó su hijo antes del último ingreso en prisión el 17 de diciembre de 2015.

La madre señala en su solicitud que su hijo cumple condenas por «delitos leves», por lo que las considera desproporcionadas. La situación perjudica a su familia «ya que nos vemos obligados a viajar a Mallorca para poderlo visitarle por poco tiempo», con la carga económica que supone, agravada por su viudedad. Sin embargo él no quiere regresar a la prisión de Menorca para evitar problemas.

T.P.S. fue trasladado a la cárcel de Palma en febrero de 2016 al estimar que estaba mejor preparada tras haber tenido un par de altercados con un compañero y varios funcionarios, dada la anomalía psíquica que padecía entonces.

Ya en Palma, por el mismo motivo, lo desplazaron a la prisión de Picassent, en Valencia durante 6 meses para retornar de nuevo a la de Palma. «Lo ingresaron en el módulo 19, el de los presos más peligrosos y el tratamiento antipsicótico que le daban le desfiguró el cuerpo», explica su madre. «Tenía que coger cuatro aviones para ir a verlo y conseguí que la trabajadora social del centro presionara para que lo pasaran al módulo de respeto».

La madre esgrime el tiempo transcurrido desde su ingreso sin permisos para estar con su familia y las dificultades que supone el continuo desplazamiento para verlo. Además, su hijo, asegura, ha dejado de tomar la medicación que le perjudicaba y estudia segundo de Derecho en la prisión.