Bajo el título «Menorca y Francia: ¿Menorca vuelve a ser francesa?» se celebrará el Foro 2025 el martes 12 de agosto, según ha acordado la comisión organizadora, que lleva a cabo las gestiones para cerrar la participación de los ponentes que intervendrán para aportar distintos enfoques, vivencias y propuestas.
La presencia francesa en Menorca ha adquirido una gran dimensión, a partir de datos tan significativos como el incremento del turismo galo con tasas del 25 por cien cada año. Al mismo tiempo, la enérgica irrupción de inversores franceses en el mercado inmobiliario menorquín es recogida en la encuesta Frontur, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), con 10.512 ciudadanos del país de la grandeur que aterrizaron en la balear menor para alojarse en segundas residencias de su propiedad. Un dato muy elocuente si tenemos en cuenta que se ha triplicado en tan solo cuatro años. Menorca está de moda en Francia.
Michael Gagnier, cónsul de Francia en Balears, apunta entre los factores que motivan este fenómeno el redescubrimiento del entorno natural de la única isla de Balears que cuenta con la distinción internacional de Reserva de Biosfera por la Unesco, además de la declaración de Patrimonio Mundial por el valor de su cultura talayótica.
Ruta marítima Toulon-Ciutadella
La mejora de las conexiones aéreas, con hasta quince trayectos diarios en verano, así como la ruta marítima desde Toulon al puerto de Ciutadella facilitan el acceso desde Francia a Menorca.
La isla estuvo bajo gobierno francés en el siglo XVIII durante siete años, desde 1756 1763, un periodo comprendido entre la segunda y la tercera dominación británica. Un hecho que forma parte de la historia de Menorca. Hoy Francia vuelve a tener una gran presencia en nuestra Isla.
El Foro Illa del Rei abordará este año la repercusión de tantos turistas y propietarios galos. Un debate que suscita controversia.
El apunte
Cuatro entidades menorquinas unidas en una iniciativa insular
1 comentario
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Esta sesión no tendría ni que celebrarse. No hay que dar bombo y platillo a especuladores prepotentes francófonos. El hecho de salir de tu casa y encontrarte en tu puerta a un gabacho preguntándote si eres el propietario y ofreciéndote pasta con aires de grandeza es de traca. Por cierto, una advertencia contundente fue suficiente para no volverle a ver por mi calle.